martes, 27 de septiembre de 2011

Dos hombres y un destino, by George Roy Hill

Los dos hombres, sin parangón, diseñados específicamente para estimular las glándulas salivares femeninas y el consiguiente babeo. El destino ya es otra cosa. Es un destino tramposillo y pelín favorable a los dos hombres. Demasiados enemigos detrás y demasiada buena suerte; bueno, y demasiada mala suerte la de los enemigos, que caen como moscas.

Lo malo de la peli es que es un western-fusión, pero western a fin de cuentas. Y como tal repite tooooodos los esquemas del western tradicional y se convierte a ratos en una pesadez sin límites y a ratos en la típica exhibición de tiro a la nada con el resultado habitual de 0 muertos por un lado y tropecientosmil por el otro. Que sí, que al que le vaya el rollo, genial, pero a los que hemos tragado mucho Far West y seguimos sin verle el puntito, ni fu ni fa.

Lo bueno de la peli... hombre, pues sin duda los dos hombres. Su complicidad, su camaradería, su indudable feeling; que son guapos de romperse, de cagarse y de morirse; que sólo por mirarlos durante dos horas merece la pena hasta tragarse un western; algunas escenas para el recuerdo (el salto al vacío en los acantilados, el paseíto-videoclip en bici de Paul, la escena final...). Y sobre todo el efecto afrodisíaco. Si yo fuera un señor y quisiera mojar con cierto grado de certeza una noche ésta es exactamente la pócima mágica. Un consejo; olvídense del porno, caballeros. Para cualquier tía de pro el porno auténtico es "2 hombres y un destino". Éxito garantizado. Eso sí, luego por favor, apaguen la luz para consumar; las comparaciones pueden ser odiosas.

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