lunes, 29 de diciembre de 2014

Noche de fin de año, by Garry Marshall

El principal atractivo de esta película radica en hacer apuestas a cinco minutos del final sobre cuál será la historia con el desenlace más patético de todas las que se cuentan. Os invito a participar. Pero advierto que la cosa está muuuuy reñida:

1. La madre que persigue a su hija de 15 años por toda Nueva York porque la muchacha ha quedado en Nochevieja para darse un beso con un nene de su clase. Aquí hay nivel.

2. La señora que quiere parir el primer niño del año para ganar un premio y se infla a anchoas porque se ha enterado por Internet de que esos pececitos aceleran el parto.

3. El cantante de rock que se presenta de repente en la cocina de un restaurante para recuperar a su gran amor, justo en el día en el que millones de personas están esperando para ver su actuación.

4. La pareja que se queda, oh cielos, qué original, atrapada en el ascensor, y aprovecha la circunstancia para enamorarse. Tampoco tienen nada mejor que hacer mientras se arregla la avería.

5. La señora que ha decidido cumplir cinco sueños el día de fin de año y le pide al primer gilipollas con el que se cruza que la ayude a cumplirlos. Michelle Pfeiffer, gran dama, hermosa representante del mejor cine jamás rodado... realmente esto era necesario en tu carrera?

6. El tipo que busca desesperadamente a una mujer que conocíó el año anterior en otra Nochevieja probablemente igual de "apasionante" que ésta.

7. El señor que se está muriendo pero que se quiere morir mientras ve bajar la bola de fin de año de Time Square. Robert de Niro, qué coño haces prestándote a esto, alma de cántaro? No tienes asesores, gente de confianza que te dé unas cuantas hostias antes de firmar estas cosas?

En fin, en realidad ya es de por sí bastante patética la costumbre neoyorkina según la cual justo cuando suena la última campanada del año tienes que besarte por cojones sí o sí con otra persona o perro o lo que sea. Así pues, no es de extrañar que Garry Marshall, con una materia prima tan casposa haya montado esta mamarrachada a la que no me explico cómo se han podido prestar tan grandes figuras del cine. Hay decisiones que matan. O deberían matar.

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