jueves, 11 de diciembre de 2014

Una vida en tres días, by Jason Reitman

Queridos Reyes Magos, yo también me pido para este año ser secuestrada por:

1. Un señor que sepa cambiar ruedas igual de bien que Josh Brolin.

2. Un señor que me mire a los ojos como sólo sabe mirar Josh Brolin.

3. Un señor que repare desperfectos del hogar como Josh Brolin.

4. Un señor que en camiseta luzca los bíceps y los tríceps de Josh Brolin.

5. Un señor que planche y friegue el suelo como Josh Brolin.

6. Un señor que haga de perfecta supernanny como Josh Brolin.

7. Un señor que cocine y haga pasteles como Josh Brolin.

8. Un señor que se enamore locamente de mí en 3 días, como hace Josh Brolin.

9. Un señor que, en resumen, sea exactamente Josh Brolin.

No me importa que sea delincuente ni que acabe de escaparse de la cárcel. Ese pequeño inconveniente es pecata minuta cuando la perfección llama a tu puerta en forma de caballero andante, manitas, curtido chef y repostero, deportista cachas, Mary Poppins y experto en todas las artes prácticas habidas y por haber, incluídas las artes amatorias.

Ahora bien, mi condición de mujer con serias responsabilidades laborales y familiares me obliga a mantener los pies a ras de suelo y entiendo que las posibilidades de que me secuestre un señor con estas características, la verdad, son escasas. Por eso creo que mi única opción es pedírselo a los Reyes Magos con la secreta esperanza de que alguna vez, para variar, se decidan a traerme lo que les pido, en lugar del habitual kit de champú, gel y colonia del Mercadona.

Fuera coñas, la verdad es que me ha costado mucho asimilar que Jason Reitman haya sido capaz de perpetrar esta cosa, de firmarla y encima de pasearse luego por ahí promocionándola; y más aún que la gran Winslet se haya prestado a seguirle el juego. A Brolin sin embargo se lo puedo perdonar todo. Porque sí, porque él lo vale.

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