lunes, 8 de diciembre de 2014

Tomboy, by Céline Sciamma

Hace poco escuché en la radio una entrevista a los padres de una niña con problemas de identidad de género, vamos, una niña transexual. La verdad es que siempre había relacionado este problema con el mundo adulto y nunca se me había ocurrido pensar que estas cosas ya surgen en la infancia y que estos niños, que no se sienten como pertenecientes al género que les corresponde, lo tienen que pasar francamente mal.

Los padres de esta chiquilla hablaban de los inconvenientes que ponía el colegio a que la niña se vistiera según el género con el que ella se identificaba y también se negaban a llamarla por el nombre con el que ella quería ser conocida. Para estos padres, personas tradicionales y muy conservadoras, había sido un palo darse cuenta de que tenían este problema en casa pero a base de ver sufrir muchísimo a su hija habían llegado a informarse, a entender y a respetar el sentir de la niña. Ahora lo que querían era que el resto del mundo hiciera igual.

La cosa había llegado hasta el punto de que un día habían descubierto a la niña, a los 4 o 5 años, con unas tijeras intentando cortarse el pene. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que no era ninguna tontería lo que le pasaba a esa niña sino que había un sentimiento muy profundo de rechazo hacia su sexo biológico. Ellos lo entendieron en ese instante pero muchas personas ignoran cómo puede llegar a sentir un crío ese rechazo, ese problema de identidad.

Céline Sciamma nos cuenta en Tomboy una historia parecida, en este caso de un niño que ha nacido niña pero que tiene muy claro lo que es y lo que siente, y lo que cuenta tiene un claro paralelismo con el relato de esos padres desesperados que yo escuché en la radio. Una particularidad de estos críos es que tienen muy exacerbados los rasgos del género con el que se identifican, vamos, que las niñas son muy muy princesitas y los niños muy muy machotes. Mucho más que los niños supuestamente "normales". Y eso es algo que en la película se evidencia con bastante fuerza.

A destacar la interpretación de la niña-niño, que en realidad es una niña aunque es espectacular su transformación.  No sé, igual es transexual tambien porque cuesta entender que un niño sea capaz de elaborar así un personaje de otro sexo. Joder, sería una actriz prodigiosa, un verdadero fenómeno.

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