jueves, 4 de junio de 2015

Game Change (TV), by Jay Roach

Interesantísima producción televisiva de la aclamada HBO, dirigida por un inspirado Jay Roach, en la que se narran los avatares de la campaña presidencial norteamericana de 2008, centrándose principalmente en lo que supuso la simpar gobernadora de Alaska, Sarah Palin, como candidata a la vicepresidencia de la nación por el Partido Republicano. No creo que nunca un candidato a vicepresidente haya acaparado tantas portadas ni haya sido el personaje protagonista de una película, pero es que Palin daba juego, las cosas como son, y no se puede negar que en su día fue una tía que despertó pasiones.

Una mujer con tremendos delirios de grandeza, ultraconservadora, con un discurso lleno de manidos tópicos pero capaz de conectar con muchísima gente de su misma ralea... el paradigma real del populismo. Os recuerda a alguien de por aquí? De hecho, la eligieron para el cargo por esa cualidad suya de embaucar al personal a base de frases hechas y llamamientos al orden establecido, así como por su defensa a ultranza de la familia, la religión y los valores tradicionales de la América más profunda. Repito: no os recuerda a alguien? Da incluso miedo pensar en lo que podría haber pasado si esta mujer completamente inculta pero fanática hubiera conseguido ese poder que tanto ansiaba y por el que consiguió volver locos a los asesores que llevaban la campaña del aspirante a presidente McCain. Pobre hombre, lo que tuvo que sufrir cuando se dio cuenta de la clase de palurda que le habían endilgado como vicepresidenta. A su lado McCain queda como un dechado de elegancia y sentido común.

Palin, para el que no la conozca, era la representante más emblemática del Tea Party. Para ella y sus seguidores Barack Obama era un terrorista, un musulmán, un enemigo de la patria, un hombre sin escrúpulos y capaz de todo lo peor. McCain estaba totalmente horrorizado con la campaña que Palin se automontó, para espanto de sus asesores. Nadie quería una estrategia como ésa, a todas luces sucia y sin el menor atisbo de elegancia, una campaña que llamaba a los más bajos instintos de los electores, que por desgracia abundan.

Por suerte, McCain se enfrentaba a algo muy superior a él, un Obama todo carisma y personalidad, el primer presidente negro de los USA, un hito, un paso adelante sin posible marcha atrás, un tipo fascinante, joven y lleno de vitalidad. Y digo "por suerte" porque estoy completamente segura de que, de no haber sido por el poderío de su rival, la táctica de Palin de tocar las vísceras del personal hubiera dado muchos mejores frutos y no quiero ni imaginar qué hubiera sido del mundo con una tipa de esas características ebria de poder, que por otra parte es de lo único que puede permitirse estar ebria una fundamentalista religiosa como ella.

En fin, un retrato bastante veraz de lo que esta mujer supuso en su momento, y lo peor, de lo que pudo llegar a suponer si su partido hubiera ganado esas elecciones. Una Julianne Moore que borda el personaje, aunque ya es conocida mi aversión a los papeles que se basan en calcar la apariencia de alguien real. El que sí que está impresionante es Woody Harrelson como asesor de campaña desesperado por los desbarres ultrafachas de Palin. Pedazo de interpretación, qué grande Woody. Sólo por ver su actuación merece la pena.

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