La verdad es que siempre me ha fascinado la capacidad de la gente para parecer retrasada mental cuando se relaciona de algún modo con un deporte de masas. Sé de algunos que lloran, se tiran de los pelos y se dan cabezazos contra la pared cuando su equipo pierde o que no pueden dormir ante un partido importante. Y no me refiero sólo a los jugadores, que eso al menos sería comprensible, sino sobre todo a los seguidores. Para mí este fenómeno es tan alucinante como la gente esa que se infla de llorar cuando no puede salir un santo en procesión porque llueve. Simplemente no me cabe en la cabeza cómo el ser humano puede llegar a ser tan absurdamente gilipollas.
Y si todos los deportes de masas me parecen peligrosamente embrutecedores, si hablamos del fútbol americano apaga y vámonos. No hay más que ver esas hombreras descomunales, esos cascos espantosos y esas embestidas bestiales que se pegan unos a otros. Por no hablar de las caras de palurdos que suelen tener todos los jugadores. Por eso no me ha extrañado nada de nada el fondo de esta historia, que se basa en la “superación” personal de un muchacho retrasado a través de su pasión por este deporte. Lo que me hubiera extrañado es que el chico se hubiera superado a través de la poesía o del teatro clásico. En realidad lo que ocurre en el filme no es tanto que el muchacho se supere para ponerse al nivel de los “normales” sino que son los otros los que se depauperan constantemente para ponerse a su nivel.
Durante la mayor parte de la película una se pregunta quién es más tonto, si el pobre Radio, o todos los demás que le rodean: los jugadores del equipo, los aficionados, las animadoras… Yo creo que el chico puede perfectamente superarlos en inteligencia a casi todos. Qué panda, madre mía! El único que se libra un poco es el entrenador, que curiosamente parece acaparar él solo las neuronas que todos sus conciudadanos pierden durante los entrenamientos y los partidos del equipo local.
Y luego hay en el trasfondo de la historia algo que no me cuadra muy bien. Cuando el entrenador prácticamente adopta como pupilo al chaval resulta que se enfrenta a un montón de problemas increíbles. La mitad del pueblo se mosquea con él y hasta su propia hija tiene un ataque de celos por la atención que le dedica al muchacho. No sé, se supone que cuando la gente hace buenas obras se gana la admiración y el respeto de la comunidad, y no el desprecio y el cabreo. La reacción de estas personas es, como poco, demencial. Supongo que como la película está basada en hechos reales y la historia en sí no tiene mucho misterio, Michael Tollin mete esta gamba para intentar animar un poco el cotarro e introducir algo de tensión argumental, porque de otro modo no me lo explico.
En fin, creo que Tollin hace un trabajo relativamente correcto para el material con el que trabaja. Y tampoco me parece que Cuba Gooding Jr. lo haga tan rematadamente mal como para haber sido nominado al Razzie; puedo asegurar que he visto cosas bastante peores. En mi opinión hace el papel de retrasado con la misma solvencia con la que podría haberlo hecho Tom Hanks o cualquier otro “tonto” conocido. El que sí que no me explico qué hacía aquí es mi admirado Ed Harris. A ese hombre no le pegan estos papeles, por favor. Me pasé toda la película pensando sinceramente que el tío no se creía nada de los discursos y las moralinas que se ve obligado a recitar. Parecía que se iba a echar a reír de un momento a otro. O igual es que yo lo tengo en tanta valía que me hace ilusión pensarlo.
Y si todos los deportes de masas me parecen peligrosamente embrutecedores, si hablamos del fútbol americano apaga y vámonos. No hay más que ver esas hombreras descomunales, esos cascos espantosos y esas embestidas bestiales que se pegan unos a otros. Por no hablar de las caras de palurdos que suelen tener todos los jugadores. Por eso no me ha extrañado nada de nada el fondo de esta historia, que se basa en la “superación” personal de un muchacho retrasado a través de su pasión por este deporte. Lo que me hubiera extrañado es que el chico se hubiera superado a través de la poesía o del teatro clásico. En realidad lo que ocurre en el filme no es tanto que el muchacho se supere para ponerse al nivel de los “normales” sino que son los otros los que se depauperan constantemente para ponerse a su nivel.
Durante la mayor parte de la película una se pregunta quién es más tonto, si el pobre Radio, o todos los demás que le rodean: los jugadores del equipo, los aficionados, las animadoras… Yo creo que el chico puede perfectamente superarlos en inteligencia a casi todos. Qué panda, madre mía! El único que se libra un poco es el entrenador, que curiosamente parece acaparar él solo las neuronas que todos sus conciudadanos pierden durante los entrenamientos y los partidos del equipo local.
Y luego hay en el trasfondo de la historia algo que no me cuadra muy bien. Cuando el entrenador prácticamente adopta como pupilo al chaval resulta que se enfrenta a un montón de problemas increíbles. La mitad del pueblo se mosquea con él y hasta su propia hija tiene un ataque de celos por la atención que le dedica al muchacho. No sé, se supone que cuando la gente hace buenas obras se gana la admiración y el respeto de la comunidad, y no el desprecio y el cabreo. La reacción de estas personas es, como poco, demencial. Supongo que como la película está basada en hechos reales y la historia en sí no tiene mucho misterio, Michael Tollin mete esta gamba para intentar animar un poco el cotarro e introducir algo de tensión argumental, porque de otro modo no me lo explico.
En fin, creo que Tollin hace un trabajo relativamente correcto para el material con el que trabaja. Y tampoco me parece que Cuba Gooding Jr. lo haga tan rematadamente mal como para haber sido nominado al Razzie; puedo asegurar que he visto cosas bastante peores. En mi opinión hace el papel de retrasado con la misma solvencia con la que podría haberlo hecho Tom Hanks o cualquier otro “tonto” conocido. El que sí que no me explico qué hacía aquí es mi admirado Ed Harris. A ese hombre no le pegan estos papeles, por favor. Me pasé toda la película pensando sinceramente que el tío no se creía nada de los discursos y las moralinas que se ve obligado a recitar. Parecía que se iba a echar a reír de un momento a otro. O igual es que yo lo tengo en tanta valía que me hace ilusión pensarlo.
Pero... ¡qué hija de puta eres! Esa fue mi primera reacción al terminar de leer esta crítica. Eres de lo peor del mundo entero mundial. Pero una vez admito que me encanta y que me he meado de la risa. De hecho, me sigo descojonando todavía. Pobrecitos, los jugadores del fútbol, no se merecen que los insultes de este manera, tan sutil, pero a la vez tan descarada.
ResponderEliminarEstá claro que el deporte colectivo no es lo tuyo, pero es una práctica de lo más agradable, no está tan mal como tú te piensas.
Y dices: el director hace un trabajo relativamente correcto para con lo que trabaja, jajaja qué gran puntazo! En lo que sí te doy la razón incondicional es que mí también padezco admiración incondicional por Ed Harris, lo que ya ignoro es su trabajo en esta película, de la que he oído el título, pero aún no tengo el placer, o a juzgar por tu veredicto, la desgracia, de haber presenciado.
Querido Román, soy perfectamente consciente de que mi aversión a los deportes de masas y a la estupidización colectiva de sus aficionados no es compartida por buena parte de la sociedad, pero te aseguro que tengo motivos más que sobrados para pensar así, y esta película es una buena muestra de ello. Te invito a que la veas y lo compruebes por ti mismo. Y si no... desmiéntemelo.
ResponderEliminarPero tu crítica me ha encantado, ¿eh? La he añadido en la antología de 'mis favoritas' y todo. Al margen de todo, me ha hecho reír y disfrutar de manera bastante considerable.
ResponderEliminarPor un lado te comprendo y todo, no he visto esta pero sí otras muchas pelis, en las que bueno, se da una imagen de los jugadores del fútbol americano que no te invita a pensar precisamente que sean los tipos más inteligentes del mundo, que no saben ni quién es Dostoievski, ni shan oído hablar de Sigmund Freud, y tampoco les interesa.
¿Desmentirlo? Bueno, a mí me gusta jugar al fútbol (deporte colectivo, supuestamente, aunque yo lo único que hago es chupar siempre), aunque hace bastante ya que no juego (como un mes, de hacerlo antes prácticamente todos los días) y soy aficionado del Fútbol Club Barcelona, aunque vivo en Madrid. Y no hay nada malo en eso, soy normal y tal, salgo a la calle vestido y no me tienen que disparar con dardos tranquilizantes cuando el Barça gana un partido. ¿Nunca has jugado al fútbol nunca, ni darle patadas a la pelota cuando eras pequeñita? Es lo más natural del mundo, ¡sale solo!
Y tú nunca has visto el Chiringuito en la Sexta, verdad?
ResponderEliminarY no tienes ni idea de quién es Tomás Roncero, a que no?
Pues tómate la molestia algún día y luego me cuentas, vale?
Nones. El Chiringuito no se emite en La Sexta, sino en neox.
ResponderEliminarSí sé quién es Tomás Roncero, tertuliano de dicho espacio, además tenemos constancia de sus dotes interpretativas en 'Torrente 5' (peliculón, por cierto, ¿qué haces que aún no la has visto?) haciendo de seleccionador catalán en un hipotético encuentro futbolístico España-Cataluña, siendo anticatalán y madridista acérrimo.
Dos cosas. No soy seguidor de este programa, pero aunque lo fuera eso no anula en absoluto mis facultades mentales, pues se puede extraer un paralelismo del dicho espacio con 'Sálvame Deluxe'. Además, si te fijas, tiene esquemas bastante parecidos. De ese tema ya hablamos, y se llegó a la conclusión de que es legítimo ver ese programa como divertida distracción después de un día cansado y que no hay nada malo en ello si no es lo único que ves. O dime, ¿no es gracioso ver a media docena de tarados con los ojos salidos de las órbitas diciendo gilipolleces a la vez? Pues sí, y a Tomás Roncero al que más. De hecho es la Belén Esteban particular de la tertulia. Para tí sé que no, pero si se admite la 'utilidad' o 'validez' de un espacio, que va enfocado más a las mujeres, no se puede lapidar un programa de idénticas características pero que va dirigido más a un público masculino (estoy hablando en términos generales, habrá caballeros que vean Sálvame y féminas que opten por 'El Chriringuito', logicamente). ¡Es condratictorio! Ahora me lo negarás y me hablarás de propiedades extraordinarias de 'Sálvame Deluxe', desconocidas hasta ahora, extraídas de la manga.
Y por último, no existe relación alguna entre jugar un buen partido del fútbol entre diez o quince personas, ver el fútbol profesional e incluso seguir a un equipo, así como dejarse caer algunas veces por neox por las noches de entre diario, con desarrollar una agravante pérdida de los estribos mentales después de estas prácticas. El problema existiría, insisto, si me enchufara a la pandilla Roncero-Perderol & company las 24 horas del día y no supiera hablar de otra cosa que de las tendencias de la evolución de la política de fichajes del Real Madrid en las últimas campañas. Igual que si pasara con Sálvame.
Perdona, es verdad, es un programa de Neox. Es que yo sólo veo los momentos estelares en Zapeando, de ahí la confusión.
ResponderEliminarEl problema, mi querido Roman, es que si alguna vez te entretienes en escuchar las conversaciones de muchos aficionados al fútbol te das cuenta de que el mundo está lleno de Ronceros. Y además lo llevan como muy a gala, vamos, orgullosísimos ellos.
Y si no... desmiéntemelo.
Seguimos en las mismas, practicar o ver ya sea en TV o en directo algún tipo de deporte colectivo no te convierte en un paleto.
ResponderEliminarTendrías que ver a mis hijos y sus amigos viendo el fútbol, ya me contarías.
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