Ésta es la crónica de una muerte anunciada. Se trata de un documental que narra la historia de Timothy Treadwell, un tarado de manual que se va a Alaska a vivir entre osos para escapar del mundanal ruido y se autoproclama salvador universal del oso grizzly.
La primera vez que supe de este film de Werner Herzog fue a través de un artículo de Rosa Montero en el que hablaba de cómo le había fascinado la historia de este gilipollas (creo que ella lo trataba un poco más amablemente) que vivía entre osos y al final fue devorado junto a su novia justamente por uno de esos animales a los que supuestamente tanto amaba. El texto de Montero despertó mi curiosidad y recuerdo que me apunté el documental mentalmente para verlo, pero luego entre unas cosas y otras lo olvidé, y la verdad es que no volví a acordarme hasta anoche, cuando estaba zapeando y de repente me tropecé con él en Sundance Channel, recién empezado. “Aquí te pillo, aquí te mato”, me dije.
No recuerdo demasiado bien lo que decía el artículo de Rosa ni la impresión que el tipo le habia causado. A mí desde el principio me pareció un individuo histriónico, ególatra, estúpido, rayadísimo e insoportable. Se pasaba todo el rato autograbándose en un interminable selfie con la excusa de que los osos salían de fondo. Y eso es lo que más irritante resulta, cómo el tipo usa a los osos de coartada para dar la chapa sobre sí mismo, su vida y milagros, sus relaciones con el mundo, y a repetir obstinadamente que se considera un amante de la naturaleza y del mundo animal, un ser libre que quiere vivir sin ataduras y en pleno contacto con la vida salvaje, cuando lo que es verdaderamente es un petardo de muchísimo cuidado.
Realmente el único interés de la historia es el final del tipo. Es como una especie de justicia natural divina trasladada al mundo animal. Ese tío se dedicó durante años a molestar a los osos en su habitat natural, a grabarlos mientras soltaba auténticas mamarrachadas sobre su “filosofía vital”, a convertirlos en sus “amiguitos del alma” al más puro estilo Camps y el Bigotes, sin que ellos lo hubieran invitado; los estuvo incordiando con sus chorradas y sus berridos; los perseguía obsesivamente y volcaba en ellos todas sus frustraciones personales y sus taras mentales, que eran muchas… Y al final uno de ellos, harto de coles y de gilipolleces, se decidió a dar el gran paso de soltarle un par de zarpazos y comérselo. En la película sale el testimonio de un tipo que dice que cree que no lo habían devorado antes porque los osos debían de creer que era una especie de retrasado mental. Lástima que el animal de paso se llevara también por delante a su novia, pero vamos, si vivía y aguantaba a este tipo tampoco ella debía de ser una gran pérdida para la humanidad.
Lo mejor es lo que no se ve ni se oye: la grabación sonora en la que quedó constancia del evento. Gritos del tarado, gritos de la novia, él diciéndole a ella que huyera, ella quedándose para ser devorada junto al imbécil del novio, demostrando no ser mucho menos imbécil que él… En fin, entiendo que ese tipo de grabaciones no está bonito hacerlas públicas y que Herzog, en un alarde de buen gusto, se abstuviera de hacerlo pero tal es el hartazgo que provoca el anormal del protagonista que llega un momento en el que se echa de menos ver en vivo y en directo al oso dándole mordiscos a Treadwell, sobre todo para jalearlo y animarlo. En fin, que en paz descansen (me refiero a los osos, naturalmente).
La primera vez que supe de este film de Werner Herzog fue a través de un artículo de Rosa Montero en el que hablaba de cómo le había fascinado la historia de este gilipollas (creo que ella lo trataba un poco más amablemente) que vivía entre osos y al final fue devorado junto a su novia justamente por uno de esos animales a los que supuestamente tanto amaba. El texto de Montero despertó mi curiosidad y recuerdo que me apunté el documental mentalmente para verlo, pero luego entre unas cosas y otras lo olvidé, y la verdad es que no volví a acordarme hasta anoche, cuando estaba zapeando y de repente me tropecé con él en Sundance Channel, recién empezado. “Aquí te pillo, aquí te mato”, me dije.
No recuerdo demasiado bien lo que decía el artículo de Rosa ni la impresión que el tipo le habia causado. A mí desde el principio me pareció un individuo histriónico, ególatra, estúpido, rayadísimo e insoportable. Se pasaba todo el rato autograbándose en un interminable selfie con la excusa de que los osos salían de fondo. Y eso es lo que más irritante resulta, cómo el tipo usa a los osos de coartada para dar la chapa sobre sí mismo, su vida y milagros, sus relaciones con el mundo, y a repetir obstinadamente que se considera un amante de la naturaleza y del mundo animal, un ser libre que quiere vivir sin ataduras y en pleno contacto con la vida salvaje, cuando lo que es verdaderamente es un petardo de muchísimo cuidado.
Realmente el único interés de la historia es el final del tipo. Es como una especie de justicia natural divina trasladada al mundo animal. Ese tío se dedicó durante años a molestar a los osos en su habitat natural, a grabarlos mientras soltaba auténticas mamarrachadas sobre su “filosofía vital”, a convertirlos en sus “amiguitos del alma” al más puro estilo Camps y el Bigotes, sin que ellos lo hubieran invitado; los estuvo incordiando con sus chorradas y sus berridos; los perseguía obsesivamente y volcaba en ellos todas sus frustraciones personales y sus taras mentales, que eran muchas… Y al final uno de ellos, harto de coles y de gilipolleces, se decidió a dar el gran paso de soltarle un par de zarpazos y comérselo. En la película sale el testimonio de un tipo que dice que cree que no lo habían devorado antes porque los osos debían de creer que era una especie de retrasado mental. Lástima que el animal de paso se llevara también por delante a su novia, pero vamos, si vivía y aguantaba a este tipo tampoco ella debía de ser una gran pérdida para la humanidad.
Lo mejor es lo que no se ve ni se oye: la grabación sonora en la que quedó constancia del evento. Gritos del tarado, gritos de la novia, él diciéndole a ella que huyera, ella quedándose para ser devorada junto al imbécil del novio, demostrando no ser mucho menos imbécil que él… En fin, entiendo que ese tipo de grabaciones no está bonito hacerlas públicas y que Herzog, en un alarde de buen gusto, se abstuviera de hacerlo pero tal es el hartazgo que provoca el anormal del protagonista que llega un momento en el que se echa de menos ver en vivo y en directo al oso dándole mordiscos a Treadwell, sobre todo para jalearlo y animarlo. En fin, que en paz descansen (me refiero a los osos, naturalmente).
Otra crítica tuya que añado a mis favoritas. Pero no puedo evitar sentir desacuerdo con el criterio que aplicas para valorar las películas. La sensación que me ha parecido a mí, es que aunque el protagonista no te gustara ni lo más mínimo, la película en sí no te ha decepcionado demasiado, pues al leerte no parece que te hayas aburrido demasiado. Corrígeme si me equivoco.
ResponderEliminarNo conozco ni la película ni la historia en la que esta se basa, pero creo que estás siendo demasiado cruel con este hombre que jamás has conocido y lo máximo que sabes de él es lo que cuenta una adaptación cinematográfica que lejos de ser un adalid de la verdad, puede tratarse de un relato tergiversado con el objetivo de ser una adaptación más consumible para el público, o bien porque a Herzog simplemente le haya dado la gana de pintarlo así. Gilipollas o gente desagradable hay en todos lados, pero de ahí a alegrarse de su descuartizamiento es excesivo, ¿no crees?
Pero que conste que a pesar de todo eso tu crítica me ha gustado mucho, y la he agregado a mis favoritas, no sé como lo consigues.
Simplemente ve el documental y luego me cuentas si he sido muy cruel o me he quedado corta.
ResponderEliminarBuena crítica. Es curioso cómo te has fijado precisamente en el tío que dice lo de "retrasado mental" (bueno, curioso no, que ya me gustaban mucho tus críticas en Filmaffinity, te llevo leyendo mucho tiempo), ya que es de lo que mejor recuerdo de aquel documental.
ResponderEliminarTe quería pedir un favor, si no es mucha molestia... Dado que siento que nos parecemos mucho en gustos y apreciaciones, me encantaría que dieses tu opinión acerca de la película "Lolita", de Adrian Lyne. Es mi película fetiche, y necesito una opinión objetiva, pero que sea tuya... Porfis :)
BTW, ¡agrégame a Facebook, por favor! Que quiero seguirte y estar al dia de tus actualizaciones. Jo.
Querido Yo (esto suena fatal, la verdad), ya te he contestado en mi otro blog a lo de Facebook.
EliminarRespecto a la Lolita de Lyne... Ayyyyys, me dan un poco de miedo los remakes de pelis que me gustan muchísimo. Soy una fan entusiasta de la Lolita de Kubrick y la considero tan inmejorable que ver otra versión me parece vano e innecesario. Y probablemente no me gustará.
Aviso.
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