miércoles, 8 de junio de 2011

Bombón, el perro, by Carlos Sorin

Manolo es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón. Manolo es mi perro y no es un burro. Y por si hubiera alguna duda, yo tampoco soy Juan Ramón Jiménez.

Si hubiera visto esta película hace un año probablemente me habría aburrido. O no, igual la historia me hubiera enganchado, pero seguro seguro no me hubiese emocionado como lo ha hecho. La diferencia es Manolo. Él ha obrado en mí el milagro de aprender a acariciar a un animal, a mirarle a los ojos, a encogérseme el corazón al oirlo llorar, a dejarme querer por sus silencios, a simplemente sentirme acompañada sin palabras y sin gestos y sin nada más que su presencia.

Y así sí, así te enamoras rápido de Bombón, y de su historia de amor con su dueño. De ese hombre sin trabajo, sin familia, sin hogar, sin dinero, que un buen día recibe el regalo de ese perro que lo cambiará todo y que se convertirá en su compañero de viaje.

Hay escenas impagables que jamás habría podido entender sin Manolo. La pena del dueño cuando su flamante dogo fracasa en el intento de montar a una hembra y se convierte en objeto de burla. O el orgullo cuando gana premios. O la desesperación cuando lo pierde y lo va buscando por ese paisaje inhóspito de la Patagonia.

Sí, Manolo es pequeño, peludo, suave y tan blando por fuera que se diría todo de algodón. Pero si fuera grande, espeluchao, bastorro y tan duro que se dijera todo de piedra pómez... estoy segura de que lo querría igual. Va por ti, Manolo.

1 comentario:

  1. A mí también me gustó más Anaconda II.
    Llor secret admireitor from Lisboe.

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