miércoles, 1 de junio de 2011

Crazy heart (Corazón rebelde), by Scott Cooper

Reconozco que cuando leí algunas críticas de esta película me emocioné vivamente ante la perspectiva. Jeff Bridges el Grande, uno de mis actores favoritos, haciendo un papel de perdedor alcohólico y hecho trizas y ganando por fin el ansiado Oscar tan rácanamente escamoteado por otras interpretaciones geniales; y un recital de música country para completar la faena. Pinta de puta madre, no? Bueno, pues nada, una vez más mi gozo en un pozo. Bodrio al canto.

Coincido con los que piensan que manda huevos que le hayan dado el Oscar a este pedazo de monstruo por esta interpretación chusca y sumamente burda de ese borrachuzo cantante country constantemente asomado a la taza de un water. Nada que ver con el gran Lebowsy o con el rey pescador. El actor aquí se limita a exhibir las típicas poses alcohólicas y a aparecer con unas pintas lo suficientemente desagradables como para inspirar penilla y repulsión a partes iguales. Nada más.

El cuadro lo remata una insulsa Maggie Gyllenhaal totalmente alejada de aquel inolvidable papel que interpretó en "Secretary". Aquí da vida a una triste periodista que, cómo no, cae rendida en los brazos del sucio y borracho desecho humano interpretado por Bridges.  Del encuentro surge una historia de amor que supuestamente llevará al protagonista a la redención. Besitos, achuchones, miraditas... en fin, todos los ingredientes menos uno: química. Ni existe ni puede existir porque, por extraño que pueda parecer, el personaje de Bridges carece del necesario carisma que podría haber hecho creíble semejante relación.

Eso sí, la música muy buena. Por ahí nada que objetar.

Como elemento interesante a destacar la increíble capacidad del protagonista de vomitar siempre en lugares apropiados. Para los pasotes de whisky que le vemos pegarse resulta cuando menos curioso que no termine ni una sola vez encharcado en su propio vómito o arrojándolo a los pies de sus fans. Nada, el tío superpulcro, siempre le da tiempo a salir corriendo en busca de un water, un basurero o recipiente similar. Y hasta que no mete la cabeza hasta el fondo no echa ni media gotilla. Todo un detallazo.

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