jueves, 30 de junio de 2011

El pisito, by Marco Ferreri, Isidoro M. Ferry

Yo pondría esta película de visionado obligatorio en los institutos para que toda esa gente joven que piensa que están viviendo lo peor de lo peor, sin futuro ni porvenir ninguno, vieran lo viejo que es el mundo y qué es verdaderamente el cutrerismo y la miseria.

Todo el mundo comenta la vigencia del tema; el problema de la vivienda efectivamente está ahí y es casi universal. Yo creo que exceptuando los tiempos de la burbuja inmobiliaria, en los que esto era Jauja y tenía una o dos casas hasta el tato, la dificultad de acceder a una vivienda medianamente digna es un clásico. Pero vamos, de ahí a comparar las dos realidades va un trecho.

El retrato completamente grotesco de la sociedad de la época es escalofriante, con ese fino humor negro que caracteriza los guiones del genial Rafael Azcona. Una Mary Carrillo interpretando magistralmente a la amargada y repulsiva novia a la que terminamos aborreciendo, un López-Vázquez haciendo de pobre calzonazos al que llevan y traen por la calle de la amargura, y esa entrañable abuelilla que, junto con su piso, se convierte en objeto de deseo del desgraciado novio.

No, a Dios gracias, esta sociedad no se parece absolutamente en nada a la de entonces. Parece como si nos remontáramos a un montón de siglos atrás. Lo que vemos ahí nos es tan ajeno como podría serlo para un extraterrestre que apareciera por aquí. Esas viejas enlutadas ahora viajan con el Inserso vestidas de amarillo limón, y sí, la gente no tiene para comprarse un piso pero sí para irse de Erasmus un par de años viviendo en el extranjero y pasándoselo como los indios. Es otro mundo.

Eso sí, algunas escenas verdaderamente geniales. Por poner una: la reunión familiar en el piso de la hermana con el niño pequeño haciendo caca en la escupidera encima de la mesa de la cocina. Impagable. Azcona, qué tío más grande!

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