domingo, 26 de junio de 2011

El paciente inglés, by Anthony Minghella

Algo que yo creí que nunca podría ocurrirme me pasó mientras veía esta película: me quedé completamente dormida mirando a Ralph Fiennes. Que cómo pudo ocurrir este fenómeno? Ni idea. Yo todavía me lo estoy preguntando. Que yo me duerma mirando a uno de mis actores favoritos, al que adoro de los pies a la cabeza, con el que me hago agüita literal... esto es como si te pasas la plancha por el pelo y te sale una permanente. Un expediente X.

De dónde pudo proceder este extraño sopor? Había dormido la siesta, vamos, que sueño atrasado no podía ser. Tal vez fuera que no me creí ni por un momento la historia con Scott Thomas, que es una actriz que también me gusta (ni muchísimo menos como Ralph, of course), pero con la que la química no funcionaba ni de coña. O bien la historia paralela con Juliette Binoche, que era cansina a más no poder. O todo un poco; el caso es que no conseguía interesarme por ninguna de las líneas argumentales. Los cuernos de la Thomas eran tan aburridos que no parecían ni cuernos. Por favorrr, y para eso te molestas en putear a tu marido? Para aburrir hasta a las cabras?

Yo creo que la clave de esta película está en el título. La palabra "paciente" qué significa. Pues eso, inmovilidad, lentitud vital, falta de acción, posible colapso, paciencia infinita... Y si lo unes a la palabra "inglés"... Qué es un inglés? Un tipo que conduce por la izquierda. Joder, es que tenía que ser infumable, por cojones.

1 comentario:

  1. Es que ese actor es bastante hierático y resulta normal. Para ciertos papeles vale, pero para otros no conmueve ni a las ancianas de lágrima fácil. La película es interesante, pese a sus notables altibajos, y tiene una final hermosamente lírico. Ya te digo, tienes que mirar algunos aspectos de tu sensibilidad, pues parece algo escondida o subterránea.

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