sábado, 18 de junio de 2011

Brothers (Hermanos), by Jim Sheridan

Igual que aquí nos pasamos la vida lamiéndonos las heridas de nuestra eterna guerra civil y autoflagelándonos todo el tiempo con lo de las dos Españas, en Yanquiland padecen el síndrome del estrés postraumático bélico y, como el cine americano es básicamente el cine que bate records mundiales de taquilla, al final nos estamos convirtiendo todos en auténticos expertos en el trastorno éste de las guerras.

Para más inri, como resulta que esta gente no para de meterse en conflictos aquí y allá, a pesar de saber ya que la mitad de sus compatriotas se quedan tarados de por vida a causa de estos afanes bélicos, pues aquí hay tema para rato. Empezaron con la guerra mundial, luego nos dieron la paliza con Vietnam, y últimamente le ha tocado a Iraq y Afganistán la perra gorda. Y lo que te rondaré, morena.

Básicamente las taras después de cada guerra vienen a ser las mismas, lo que demuestra que evolucionan poco, pero luego cada una tiene su puntito peculiar. En el caso de Afganistán está el atractivo de mostrarnos a los sucios, salvajes y apestosos talibanes, que sinceramente, casi pueden olerse a través de la pantalla. Como no se duchan jamás y además usan esos ropajes tan cutres y llevan esas barbas tan asquerosas echan un pestazo cinematográfico que te mueres.

Y todo iría bien y casi cuadraría de puta madre y nos lo tragaríamos genial si no supiéramos que los traumados éstos postbélicos son exactamente igual de guarros, cerdos y salvajes que sus enemigos. Y que no se cortan un pelo tampoco a la hora de torturar como, cuando y a quien haga falta. Y que huelen poco más o menos igual, porque cuando no hay agua no hay agua. Y sobre todo, que salen tarados de las guerras, eso por supuesto, pero lo peor es que ya llegan bastante tarados a ellas. Porque a alguien le parece normal ese patriotismo enfermizo que se muestra al principio de la película? Y esos golpes de pecho? Y esos diálogos de heroismo de pacotilla entre los dos prisioneros americanos, hasta que les aprietan lo bastante las tuercas los cochinos talibanes? Qué valientes!

La peli es bastante mediocre, la verdad. Aquí Sheridan no ha estado fino, tal vez porque se ha metido a hacer un remake de algo que, seguro, fue bastante mejor en su versión original. También porque el tema está requetetrillado y porque es el mismo tratamiento de siempre. Bueno, el de siempre siempre no. Aquí dan otra vuelta de tuerca y nos presentan a una familia americana infame total, tan modélica y perfecta que se podría vomitar encima y parecería que son guirnaldas.

Lo de la niña actriz "genio-precoz", tan alabada por algunas críticas probablemente redactadas en estado de embriaguez, mejor lo dejo para otro día. No por nada, sino porque yo también me he quedao algo postraumatizada y si hablo del asunto no descarto la posibilidad de provocar una masacre en mi familia. Casi mejor lo dejo.

Suerte que en España es muy difícil hacerse con una metralleta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario