viernes, 27 de noviembre de 2015

La vida alegre, by Fernando Colomo

Qué gozada volver a los 80 de la mano de Colomo y reencontrarnos con Verónica Forqué o con el Resines de los primeros tiempos. O con Massiel, Wyoming, Gurruchaga, y con algunas de mis actrices favoritas del cine español: esa porteraza maravillosa que es Chus Lampreave, esa abuela inolvidable que fue Rafaela Aparicio... Y qué decir del ministro interpretado por el enorme Miguel Rellán, camuflado con peluca rubia y gafas de sol para no ser reconocido por sus escoltas.

Y sobre todo la risa, el buen humor, la forma de tratar temas espinosos como son las enfermedades venéreas con esa ligereza tan ochentera... La frescura, el tono, el color, y ayssssss, esa moda de la época que pone los pelos de punta... qué horrorrrrrr! Esas hombreras, esos peinados, ese horterismo inherente a aquellos tiempos... Pero anda que no mola esa sensación de espanto que causa a mil años luz.

La verdad es que me he divertido muchísimo viéndola. Creo que nunca la había visto entera antes, es de ese tipo de pelis que cuando las echan nunca las ves porque siempre crees que las has visto ya. Pero no, si la hubiera visto la recordaría. Imposible olvidar ese desfile friki que pasa por ahí, toda esa gente que decidió en su día echarle una mano a Colomo para hacer este divertimento por el que muy probablemente no cobraron ni un céntimo.

Hay otros mundos aparte de Almodóvar. Los ochenta estuvieron llenos de gente ingeniosa, muy loca, muy divertida, transgresora, con ganas de pasárselo bien y de hacer disfrutar a la gente. También hubo muchos rollos chungos (la droga, los escándalos políticos...), pero todos ellos están presentes en esta historia aunque completamente desdramatizados, convertidos en ingredientes de un relato costumbrista de unos tiempos que tuvieron sus más y sus menos pero que siempre son gratos de recordar. Para nostálgicos empedernidos y para todos los que tengan interés en saber cómo éramos y cómo nos descojonábamos allá por los 80.

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