jueves, 19 de noviembre de 2015

Leaving Las Vegas, by Mike Figgis

No me gusta "Leaving Las Vegas" por ser una historia sobre el alcoholismo. Esa parte ni siquiera me convence . Nadie que beba al ritmo de Nicolas Cage en esa película podría aguantar vivo cuatro semanas. Tampoco podría mantenerse en pie la mayor parte del tiempo. Ni razonar. Ni acordarse de nada. Ni bailar. Ni conducir. Ni comer. Ni jugar. Y dudo de que pudiera llegar a sentir lo suficiente como para enamorarse. Alguien que se bebe una botella de vodka del tirón y después lo que le echen simplemente no podría ni moverse. Probablemente moriría asfixiado en la primera vomitona porque no sería capaz de volver la cara.

Para pelis sobre el alcohol yo me quedo y siempre me quedaré con "Días de vino y rosas", que eso sí es realismo y horror puro y duro. En cambio aquí todo es tan increíble que no da ni miedo porque sabes que ese tío, con lo que bebe, es imposible que esté vivo. Tal vez ahí a Mike Figgis se le haya ido un poco la mano. Quizás debiera haber sido un poco más comedido en cuanto a las cantidades de alcohol que consume su protagonista para hacerlo humano, real.

No, para mí ésta no es una buena película sobre el alcoholismo. Pero en cambio es una magnífica historia de amor. Amor sin sexo, sin futuro, sin sentido, sin esperanza. Como hay pocas historias de amor en el cine o en la literatura, no digamos ya en la vida.

Hay quien dice que no entiende cómo una mujer espectacular como la protagonista se enamora locamente de un borracho terminal, que no es precisamente un tipo de persona agradable para convivir.  Y él avisa, que conste: rompo cosas, no sé dónde estoy, vomito por todas partes... Menudo planazo para elegirlo voluntariamente

Entiendo que nadie lo entienda. Quién en su sano juicio se entregaría voluntariamente a algo así? Es que no hay por ahí nada mejor para esa muchacha? En la película incluso un taxista se lo dice a la chica: "Tú podrías tener al hombre que quisieras". Y puede que sí, que fuera verdad. Pero se da la circunstancia de que a esa muchacha no la quiere nadie, y resulta que la única persona con la que se encuentra que le muestra algo de cariño y de consideración es el borracho Cage.

Y creo que también hace mucho que el tío está tan pallá que ni siquiera puede follársela. Y eso le permite a ella algo que nunca le había pasado: estar con alguien, hablar, abrazarse, sentir calor humano sin temer nada. La realidad es que ante algo así no es tan difícil enamorarse; si hicieran una encuesta por ahí serían bastantes las tías que sencillamente estarían encantadas. La impotencia sexual masculina es una virtud muy minusvalorada pero que muchas mujeres saben apreciar (Lástima que la Viagra haya venido a joderlo todo).

A este respecto es muy interesante cómo transcurre la historia o no-historia sexual entre nuestros protagonistas. A ella al principio le alivia la falta de sexo; está cansada, hastiada, le gusta que ese hombre la abrace y la desee sin follársela. Pero llega un momento en el que ella necesita sentirlo y sabe que solo puede llegar a él a través del alcohol. Y ahí vemos una de las escenas sexuales más conmovedoras e impactantes de la historia del cine. Ella se rocía de alcohol para que él beba sobre su cuerpo, para que chupe sus pezones, para que la lama, para que se desespere por ella. Es la única manera.

Y aunque solo fuera por esa secuencia yo le daría un 10. Por la cara de ella cuando cree descubrir cómo conseguirlo. Por la reacción de él cuando comprende lo que ella quiere y sabe que lo puede conseguir. Y sobre todo, por el final de esa escena, que no por esperado deja de ser absolutamente aniquilador.

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