viernes, 29 de abril de 2011

Soul kitchen, by Fatih Akin

La película tenía buena pinta desde el principio: comedia alemana con cocina de fondo. Un dardo directo a mi corazón. Y acertó de pleno.

Ingredientes: un dueño de restaurante aquejado de hernia discal, un hermano presidiario y adicto al juego, un empresario despiadado que quiere comprar el restaurante para especular, una novia viajera que se va a Shangai, una inspectora de Hacienda cachonda, un inspector de sanidad, una camarera bohemia, un okupa sesentón, un cocinero loco (inmenso el gran Birol Ünel), una fisioterapeuta entregada y un rompehuesos.

Y funciona. Funciona el humor y funciona el amor. Funcionan los personajes y funciona la historia. Las interpretaciones convencen y la trama atrapa, aunque eso sí, hay que reconocer que trampea un poco con el guión.

No es una obra de arte pero se pasa un rato muy agradable, más aún si te gusta la cocina y la gastronomía. Y sorprende muchísimo Fatih Akin, un director especializado en dramones como la copa un pino que aquí se desmelena y es capaz de montar unas orgías de campeonato. Por cierto, impagable la escena de la orgía en el restaurante. Y la de la consulta del rompehuesos desternillante.

Altamente recomendable.

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