viernes, 11 de noviembre de 2011

Todas las canciones hablan de mí, by Jonás Trueba

Tenía yo ganas de ver el debut del nene Trueba en esto de la dirección, por aquello de comprobar si funciona eso del talento hereditario y tal. También reconozco que me gustaba el título; quién no ha pensado alguna vez que todas las canciones hablan de él/ella.

Bueno, he aquí mi veredicto: está claro que el chaval ha visto mucho cine y que conoce la técnica y el oficio. Tal vez incluso haya visto demasiado cine porque lo que ha intentado hacer aquí ha sido un popurrí de todo lo que ha visto y le ha gustado, y claro, le ha salido una cosa rara.

La peli es pretenciosilla; los diálogos, cargantes; la trama, lenta y aburrida; el guión, insustancial. Lo ha intentado poniéndole ganas y buena intención pero no le ha salido. De todas formas se deja ver y se adivina cierto talento en el chaval que, con un poco más de práctica y algo menos de engreímiento intelectual, puede que un día de éstos salga a la luz.

El prota, Oriol Vila, no convence y tiene casi la misma expresividad que la momia de Tutankamon; el hecho de que fuera nominado a mejor actor revelación en los Goyas 2010 habla por sí mismo de la deplorable deriva de estos premios patateros. Del resto de actores ni hablamos.

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