miércoles, 21 de agosto de 2013

Shangai, by Mikael Håfström

Últimamente me paso la vida entre China y Japón, todo el día de acá para allá, de Shangai a Tokio y de Tokio a Shangai. Hasta los ojillos se me están achinando un poco, palabrita. En menos de 10 días me he chupado "Deseo, peligro", de Ang Lee, "Pabellón de mujeres" de Yim Ho, y ahora "Shangai". Las tres tienen en común, aparte de la localización, unas cuantas cosas más:

- Hay un trasfondo de conflicto chino-japonés durante la II Guerra Mundial.

- Hay tres protagonistas femeninas guapérrimas de la muerrrrte.

- Hay tres protagonistas masculinos menos guapos, pero que tienen su aquél.

- Hay muchíiiiisima tensión sexual tanto resuelta como no resuelta como casi.

- Hay tres maridos japos en distintas fases de cornudez y callado estoicismo.

- Hay muchísima sangre en distintos grados de coloración y espesor.

- Hay besos, ternura, gran derroche de amor y bastante locura.

Pero si en "Deseo, peligro" predominaba lo erótico y en "Pabellón de mujeres" el choque cultural, aquí tenemos una historia de espías, a lo "Casablanca". Vale, John Cusack no es Caradepalo Bogart (Cusack es muuuuucho más sexy) ni Gong Li es Lagrimitas Bergman (Li es muuuuuucho más guapa), ni tampoco Mikael Håfström es Michael Curtiz, aunque los dos sean tocayos, pero... llamadme loca, ignorante o hereje: a mí Shangai me parece como más soportable, dentro de la insoportabilidad. Dicho queda. Se admiten fusilamientos y cuchilladas. Estrangulamientos no, que me asfixio.

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