martes, 8 de octubre de 2013

Deep Blue Sea, by Renny Harlin

Para que nadie se llame a engaño empezaré diciendo sin dilación que la película es un truño como la copa un pino. Y ya, una vez aclarado este punto, procedo a hacer una crítica constructiva cien por cien, como es mi costumbre.

En realidad a mí el argumento de esta historia me importaba un pimiento y ni siquiera terminé de enterarme bien. Parece que una científica bastante buenorra, saltándose todos los protocolos éticos habidos y por haber, se dedica a aumentar el cerebro de unos tiburones para extraer de ellos una proteína con la que curar enfermedades degenerativas como el Alzheimer. Partiendo de esta chorrada os podréis imaginar que pasara siete pueblos de la trama.

Así que dejémonos de tonterías sobre el guión y demás y vayamos a lo que verdaderamente mola aquí: los tiburones. Con los tiburones se flipa un huevo. Qué pedazo de mandíbulas, qué dentaduras prodigiosas, qué mordiscos antológicos. Qué manera de atacar, qué manera de morder, qué manera de arrancar miembros de cuajo. Qué clase, qué elegancia, qué estilazo.

A mí es que me gusta más un tiburón que a Rajoy un paseíto por la Fukushima postnuclear. Para mí donde se ponga un escualo, eso sí, bien separado de mí por una pantalla cuanto más grande mejor, que se quiten asesinos en serie, terroristas mequetrefes o violadores psicópatas.

Estos tres tiburones no decepcionan y la peli tampoco. No le falta un detalle: mordiscos terroríficos, sangre a raudales, saltos acrobáticos, ataques de frente, por la espalda, por arriba y por abajo…

Y por supuesto no faltan esos momentos impagables en los que los escualos pasan como si nada rozando a los protagonistas que van a sobrevivir mientras que a los desgraciados destinados a morir los huelen a la legua y se los meriendan en un pispás. Adelanto desde ya que van cayendo en orden inversamente proporcional a su atractivo físico; los más guapos los dejan para el final.

En fin, aunque el tal Harlin Renny no sea ningún genio del celuloide, se ve que el tipo no desconoce los secretos de la espectacularidad y en cuanto a vistosidad la peli está bastante conseguida. No me extraña que esté en el top ten de las películas rematadamente malas que a la gente le encantan. Ésa es justamente la mejor descripción que podría hacerse de ella: mala pa rabiar pero ideal pa disfrutar.

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