martes, 15 de octubre de 2013

Mi chica (My girl), by Howard Zieff

Seamos sinceros: esta película está diseñada específicamente para irritar el lacrimal, y vive Dios que lo consigue. Quien no llore viéndola, sobre todo en el último cuarto de hora, es que es un cabrón sin sentimientos o un absoluto degenerado.

Yo la vi básicamente porque la noche anterior había visto "El chef" y me había descojonado, así que mi tradición cultural judeocristiana me impulsó a compensar tanta risa con una dosis proporcional de lágrimas y sufrimiento. En esta vida el equilibrio emocional es fundamental.

Pues sí, la vi para llorar, y efectivamente lloré. Y por qué lloraste, se preguntará alguno. Pues mira, lloré porque:

A. Tenía buena predisposición a hacerlo.

B. Los dos niños protagonistas son para llorar a moco tendido.

C. Creo sinceramente que la historia lo merecía.

Eso sí, si la peli hubiera sido buena podría haber llorado mucho más. Pero como es un auténtico truño reconozco que he llorado un poco por compromiso, por no hacerle un feo a Howard Zieff, el director, que el tío se lo ha currado de verdad, y sobre todo porque había anunciado en mi casa que iba a llorar seguro, y no me quitaban ojo de encima. Simplemente tenía que llorar sí o sí, yo cuando prometo cumplo.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Ok pero lo que yo quisiera leer es el verdadero final que no se cuanto se paresca a este que ya muchos hemos visto porque me entere que hubo problemas economicos entre el papa de macaulay culkin y el director de la pelicula :)

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