lunes, 2 de mayo de 2011

My Blueberry Nights, by Wong Kar-Wai

Había oído hablar mucho de Wong Kai-Bar y de las pasiones que despierta, tanto en contra como a favor, y tenía bastante curiosidad por ver alguna de sus películas, aunque algo me decía que llevaba todas las papeletas para convertirme en detractora. No me equivocaba.

El preciosismo, el estilazo, la estética videoclip y el buen gusto no se le pueden negar, desde luego. Sólo falla una cosa: la historia. Y al cine vamos a ver historias. Si yo quiero ver videoclips chulos pues ya me las apañaré para buscarlos pero si me siento a ver una peli quiero que me cuenten algo, que me conmuevan o al menos que me entretengan.

"Una hipnótica inmersión en la vida de una mujer en busca de sí misma", dice Carlos Boyero. Pues sí, Carlos, entendiendo por hipnotismo la capacidad de adormilar al espectador en su asiento, efectivamente, es hipnótica a más no poder.

Lo de que esta mujer va en busca de sí misma como frase queda guay y bastante inspirada, lo que pasa es que en este caso lo que está mujer va buscando es conseguir dinero para un coche. Y cuando consigue el dinero qué es lo que hace? Pues volver al sitio de donde salió. Es decir, la supuesta búsqueda de la chica ésta consiste en currar de camarera en distintos sitios para poder comprarse un vehículo con el que regresar a su casa.

No dudo de que habrá quien considere este argumento del máximo interés pero yo conozco a tantisima gente que curra para comprarse un coche que, sinceramente,  me parece muy poco atractivo como tema principal de una película.

Alguien me podría objetar que lo interesante del film es la gente con la que se va encontrando en sus diferentes puestos de trabajo.  Un policía alcohólico y su ex-mujer, también alcohólica (por cierto, guapísima Rachel Weisz con ese look Sofía Loren), una adicta al juego (por cierto, horrorosa Natalie Portman con ese horrible pelo rubio. Aunque sólo fuera por ver fea a Portman merecería la pena ver la peli) ... en fin, incluso hay quien opina que es una reflexión sobre las adicciones. Vale. Pero es que si trabajas en un bar de camarera vas a conocer borrachos a punta pala y si curras en un casino te vas a encontrar ludópatas para dar, vender y regalar.  También tendrás interminables charlas con ellos, que es lo que hace la protagonista de la peli, pasarse la vida charlando soporíferamente con todos estos elementos e hipnotizarnos con su vacua cháchara, como muy bien apunta el gran Boyero.

En definitiva, sólo recomiendo este film por dos cosas: la que ya he apuntado de ver a Portman con ese peinado adefesio y el beso. Hay un beso en esta película que es probablemente el beso más comestible, carnoso, frutal, cremoso, mordible y espirituoso de la historia del cine. Vedlo y disfrutad.

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