sábado, 4 de febrero de 2012

Conocerás al hombre de tus sueños, by Woody Allen

Todas las mujeres sabemos que los hombres de nuestros sueños duran lo que dura un sueño y que al final lo que hacemos es adaptar los sueños a nuestro hombre. Ellos, que tampoco son tontos del todo, saben lo mismo sobre nosotras. Y no tengo motivos para pensar que entre gays y lesbs funcione de otra manera.

Woody Allen lleva siglos haciendo películas con el mismo mensaje. Su propia vida es el paradigma; conoce a la mujer de sus sueños y le dura lo que le dura, hasta que aparece la siguiente. Algo me dice que la hijastra vietnamita le está durando un poco más porque ya no tiene ni sueños.

Ni sueños ni ideas. Sí tiene su sello personal, inconfundible, y por supuesto está en esta película, como en todas las demás (exceptuando el abominable engendro "Vicky Cristina").

Que esto lo ha hecho él se nota, pero nada más. Es una mera repetición, un popurrí, un batido, un abstract de su obra. Vamos, que se está quedando con toda la peña. Y además seguiremos cayendo porque siempre esperaremos que destape el tarro de las esencias; a ver, los fans somos así.

Oye, que no pasa nada. Ya antes que él lo hicieron otros genios, como Dalí, Cela, Curro Romero, Chiquito de la Calzada... Sin ir más lejos, el mismísimo Anthony  Hopkins. Vivir de las rentas de tu talento es lícito, pero hay que asumirlo con dignidad: esto no es arte, esto son rentas. Pos vale.

Confieso que me gustaría que Woody no lo hiciera. Él ya no necesita rodar una peli al año; ha ganado suficiente dinero como para permitirse una retirada a tiempo, que como todo el mundo sabe, es una victoria. Ojalá lo hiciera y no me obligara a despotricar con saña del que siempre fue el director de mis sueños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario