martes, 14 de febrero de 2012

Génova, by Michael Winterbottom

Si tuviera que definir de alguna forma esta película la palabra sería "elegante". Contribuye bastante a ello que se desarrolle en una ciudad preciosa como Génova, pero también es la forma en la que el director aborda el tema, además de la sencillez del guión y la pulcritud y mesura de las interpretaciones.

El argumento es simple: una familia sufre la pérdida de la madre en un accidente de coche. Los tres protagonistas principales se enfrentan a esta tragedia de formas muy distintas. La niña pequeña es la que sufre el trauma mayor, al haber sido la culpable directa del accidente. Pero también está la adolescente, totalmente perdida, confusa y sin saber muy bien contra quién dirigir su frustración y su rabia. Y luego Colin Firth, que está realmente brillante en el papel de padre sumido en la soledad que se enfrenta a la difícil tarea de sacar adelante esa pequeña familia brutalmente golpeada por el destino.

No vemos mucho aspaviento ni emociones desmesuradas. Es la sencillez del día a día después de una muerte cercana. Winterbotton va paseando el dolor de sus personajes por los preciosos parajes que rodean la ciudad y por sus calles tortuosas, oscuras y estrechas. Los vemos reir, comer, hablar, relacionarse, y sabemos que están rotos por dentro pero su cotidianeidad no dista mucho de la de cualquiera de nosotros. Es por la noche, a través de las pesadillas de la niña, cuando el fantasma que les acompaña se deja ver.

En definitiva, la vida sigue y hay que continuar respirando, riendo, comiendo, follando, trabajando... Y esto es sin más lo que nos cuenta este filme poco pretencioso pero lleno de sentido y sensibilidad. Perfecto para los que creemos que el buen cine no está reñido con la elegancia.

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