jueves, 16 de febrero de 2012

127 horas, by Danny Boyle

La historia de un imbécil sólo puede dar lugar a un producto imbécil. Eso es una regla infalible, y por supuesto aquí también se ha cumplido.

Ésta es la historia (cómo no, basada en hecho real) de un tarado que se va solo a recorrer los grandes cañones de Utah y tiene un accidente que le deja totalmente inmovilizado dentro de una grieta, con la mano atrapada por una roca. Y hasta aquí puedo contar.

Lo bueno de la peli es que el propio protagonista reconoce lo imbécil que es en la famosa escena del concurso: "Hay que ver que soy tan gilipollas que me voy de excursión al quinto coño y no le digo a nadie dónde he ido. Ahora que me busquen."

Lo más alucinante, el mensaje final, la moraleja del tío: voy a seguir haciendo gilipolleces, pero eso sí, voy a ser bueno y siempre le diré a alguien dónde estoy. Claro, para que luego las patrullas de salvamento pierdan su tiempo, a veces hasta su vida y siempre nuestro dinero en ir a socorrerte a ti y a cientos de capullos como tú que necesitan vivir a tope, sentir la adrenalina correr por sus venas y retar día sí día también a la muerte.

De todas formas hay que reconocer que James Franco, además de estar muy bueno, hace de puta madre de aventurero idiota, y el tío hasta consigue a ratos darnos penilla, no sé muy bien si por lo tonto o por la pupa que le tiene que estar haciendo la roca.

Aviso de que tiene sus momentos de casquería dura. Para los escrupulositos, que se tapen los ojos y eso. El momento se ve venir, así que tenéis que estar pendientes si no queréis que os salpique la sangre.

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