La historia de un imbécil sólo puede dar lugar a un producto imbécil. Eso es una regla infalible, y por supuesto aquí también se ha cumplido.
Ésta es la historia (cómo no, basada en hecho real) de un tarado que se va solo a recorrer los grandes cañones de Utah y tiene un accidente que le deja totalmente inmovilizado dentro de una grieta, con la mano atrapada por una roca. Y hasta aquí puedo contar.
Lo bueno de la peli es que el propio protagonista reconoce lo imbécil que es en la famosa escena del concurso: "Hay que ver que soy tan gilipollas que me voy de excursión al quinto coño y no le digo a nadie dónde he ido. Ahora que me busquen."
Lo más alucinante, el mensaje final, la moraleja del tío: voy a seguir haciendo gilipolleces, pero eso sí, voy a ser bueno y siempre le diré a alguien dónde estoy. Claro, para que luego las patrullas de salvamento pierdan su tiempo, a veces hasta su vida y siempre nuestro dinero en ir a socorrerte a ti y a cientos de capullos como tú que necesitan vivir a tope, sentir la adrenalina correr por sus venas y retar día sí día también a la muerte.
De todas formas hay que reconocer que James Franco, además de estar muy bueno, hace de puta madre de aventurero idiota, y el tío hasta consigue a ratos darnos penilla, no sé muy bien si por lo tonto o por la pupa que le tiene que estar haciendo la roca.
Aviso de que tiene sus momentos de casquería dura. Para los escrupulositos, que se tapen los ojos y eso. El momento se ve venir, así que tenéis que estar pendientes si no queréis que os salpique la sangre.
Ésta es la historia (cómo no, basada en hecho real) de un tarado que se va solo a recorrer los grandes cañones de Utah y tiene un accidente que le deja totalmente inmovilizado dentro de una grieta, con la mano atrapada por una roca. Y hasta aquí puedo contar.
Lo bueno de la peli es que el propio protagonista reconoce lo imbécil que es en la famosa escena del concurso: "Hay que ver que soy tan gilipollas que me voy de excursión al quinto coño y no le digo a nadie dónde he ido. Ahora que me busquen."
Lo más alucinante, el mensaje final, la moraleja del tío: voy a seguir haciendo gilipolleces, pero eso sí, voy a ser bueno y siempre le diré a alguien dónde estoy. Claro, para que luego las patrullas de salvamento pierdan su tiempo, a veces hasta su vida y siempre nuestro dinero en ir a socorrerte a ti y a cientos de capullos como tú que necesitan vivir a tope, sentir la adrenalina correr por sus venas y retar día sí día también a la muerte.
De todas formas hay que reconocer que James Franco, además de estar muy bueno, hace de puta madre de aventurero idiota, y el tío hasta consigue a ratos darnos penilla, no sé muy bien si por lo tonto o por la pupa que le tiene que estar haciendo la roca.
Aviso de que tiene sus momentos de casquería dura. Para los escrupulositos, que se tapen los ojos y eso. El momento se ve venir, así que tenéis que estar pendientes si no queréis que os salpique la sangre.
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