martes, 12 de junio de 2012

American Splendor, by Robert Pulcini, Shari Springer Berman

Ésta es una peli diferente; tiene cierto toquecillo experimental, pero no os asustéis por el palabro, vale? Sí, ya sé que lo de experimental echa para atrás un huevo pero en este caso prometo que el resultado queda graciosillo.

La narrativa es muy original; hay partes documentales, en las que aparece el propio biografiado, Harvey Pekar, contando sus peripecias: cómo llegó a convertirse en personaje de comic (un personaje de comic muy especial, porque ni es héroe ni antihéroe, sino un tipo de lo más vulgar y corriente, el vecino más gris de la escalera), a la vez que habla de sus relaciones con el resto de personajes: su inefable esposa, sus compañeros de curro, algunos de los dibujantes que hacen “American Splendor”… Y nos cuenta también algunas anécdotas de su vida: sus apariciones televisivas, la obra de teatro que dedican a su personaje, su matrimonio, su cáncer… Bueno, nos cuenta hasta cosas sobre el rodaje mismo de la película.

Por otra parte está el lado supuestamente ficticio, aunque en mi opinión tan real como el documental. En esta parte aparece un magnífico Paul Giamatti interpretando a Pekar, yo diría que en perfecta simbiosis. De hecho, hay momentos en los que comparten pantalla los dos en una especie de desdoble del personaje muy interesante.

Y además de la documental y la ficticia tenemos una tercera parte, la de comic propiamente, con sus viñetas, sus bocadillos, etc... Tanto los actores como los personajes reales se mueven entre dibujos, podemos leerles los pensamientos, convertirlos en muñequitos… En fin, pasarlos al papel pero sin papel.

Me ha parecido un experimento interesante a la par que divertido. No me ha aburrido en absoluto esta triple modalidad narrativa, encuentro que está muy lograda y bastante bien combinada. Hasta el punto de que sin ser una apasionada del humor gráfico (Forges aparte) lo he pasado muy bien con esta historia.

Igual si hubiera más comics con personajes reales, de la calle, como este tipo, y menos superhéroe hortera, hubiera sido una buena aficionada a la narrativa gráfica. Qui lo sà!

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