viernes, 22 de junio de 2012

Definitivamente, quizás, by Adam Brooks

Definitivamente... un horror.

Y alguien podría decir: pero vamos a ver, tía, qué esperabas? Te pones a ver una “comedia romántica” americana y te cabreas después porque es un puto rollo?

Posí, me cabreo. Y por qué me cabreo? Pues porque resulta que las críticas que había leído me habían inducido cruelmente a una apreciación completamente errónea.

Copipego:

"Estimulante telón de fondo (...) película que no oculta su destino para el gran público, pero tiene el detalle de recordar que, en ocasiones, ese público es adulto, exigente y no idiota." (Jordi Costa: Diario El País)

"Inteligencia y perspicacia en el dibujo de personajes (...) Un film que en ningún momento cede al chantaje del tópico y los lugares comunes del género. (...) Puntuación: *** (sobre 5)." (David Broc: Fotogramas)

"Lo que principalmente eleva esta comedia, o drama, por encima del género y, más importante, la hace una película muy apreciable es que todos los personajes son inteligentes y creíbles sus dilemas. (...) Puntuación: *** (sobre 5)." (Francisco Marinero: Diario El Mundo)

Comorrrrr?????? Estimulante telón de fondo????? Público adulto, exigente y no idiota????? Inteligencia y perspicacia en el dibujo de personajes?????? Que no cede al chantaje del tópico y a los lugares comunes del género????? Personajes inteligentes y dilemas creíbles????? He visto yo la misma película que han visto Jordi Costa, David Broc y Francisco Marinero???? Imposible!

La que yo vi tenía un telón de fondo cutre a más no poder; estaba dirigida al mismo público básico, infantiloide y tontorrón que casi todas las de su especie y procedencia; los personajes son casi tan imbéciles como el público al que va dirigida y es tópica y típica como la que más.

Si a todo ello le añadimos la insoportable sosería del actor protagonista, Ryan Reynolds (al que sinceramente no sé qué clase de misterioso encanto pudo verle Scarlett Johansson para casarse con él) y la vomitiva pedantería de la niña, interpretada por Abigail Breslin, la nena aquella que enamoró a medio mundo en “Pequeña Miss Sunshine” pero a la que la fama le sentó como el culo, a juzgar por la repelencia altamente hostiable que ha ido desarrollando en papeles posteriores… si le añadimos esto ya es que es pa haberlos matao.

Qué se salva? Pues tal vez la confortante presencia de Rachel Weisz, una actriz a la que siempre da gusto ver trabajar aunque sea en un bodriazo como éste. Por lo demás, en serio, no os dejéis engañar por los críticos: es la misma clase de bazofia hiperedulcorada que hace orgasmarse una y otra vez a los fans más frikis de Sandra Bullock o Meg Ryan.

Definitivamente… mierda.

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