Desde que vi "Ciudad de ladrones", la segunda película de Ben Affleck, que no me terminó de convencer, tenía pendiente su debut como director con "Adiós pequeña, adiós", máxime porque el autor de la novela en la que se basa es el mismo de la mítica "Mystic River" de Clint Eastwood. Esta noche por fin Calle 13 me ha dado la oportunidad de quitarme esa espina.
Resultado: pequeña decepción. Pese a un reparto glorioso, con nombres como Morgan Freeman o Ed Harris, arropando a un Casey Affleck que demuestra ser bastante mejor actor que su hermano, la historia carece de la consistencia que en un principio parece tener.
La trama va de la desaparición de una niña y de la investigación posterior, pero intenta abordar tantos temas adyacentes que es fácil perderse entre tanto recoveco. La pederastia, la droga, el eterno dilema entre justicia y legalidad, la paternidad, los malos tratos, la corrupción policial… Sin centrarse en ninguno de ellos, toca tantos palos que al final se monta un batiburrillo en el que es difícil situarse.
Y luego tiene otro problema añadido: el exceso de escenas de acción. A esta historia no le pegaban la cantidad de tiros y persecuciones que Affleck le mete. Pero claro, son tantos los delitos que se entrecruzan y tan variadas las derivas argumentales que inevitablemente termina cayendo en el paroxismo.
Con todo y con eso tengo que decir que merece la pena porque la historia es apasionante y si no fuera por tanto giro argumental el guión sería hasta brillante. Indudablemente Affleck es mucho mejor director y guionista que actor; es muy intuitivo contando historias y creo que puede dar mucho más de sí de lo que ha dado hasta ahora.
Me quedo con las interpretaciones de Freeman y Harris, impecables los dos, como de costumbre. Y con la promesa de Casey como futuro gran actor y de Ben como futuro gran director.
Resultado: pequeña decepción. Pese a un reparto glorioso, con nombres como Morgan Freeman o Ed Harris, arropando a un Casey Affleck que demuestra ser bastante mejor actor que su hermano, la historia carece de la consistencia que en un principio parece tener.
La trama va de la desaparición de una niña y de la investigación posterior, pero intenta abordar tantos temas adyacentes que es fácil perderse entre tanto recoveco. La pederastia, la droga, el eterno dilema entre justicia y legalidad, la paternidad, los malos tratos, la corrupción policial… Sin centrarse en ninguno de ellos, toca tantos palos que al final se monta un batiburrillo en el que es difícil situarse.
Y luego tiene otro problema añadido: el exceso de escenas de acción. A esta historia no le pegaban la cantidad de tiros y persecuciones que Affleck le mete. Pero claro, son tantos los delitos que se entrecruzan y tan variadas las derivas argumentales que inevitablemente termina cayendo en el paroxismo.
Con todo y con eso tengo que decir que merece la pena porque la historia es apasionante y si no fuera por tanto giro argumental el guión sería hasta brillante. Indudablemente Affleck es mucho mejor director y guionista que actor; es muy intuitivo contando historias y creo que puede dar mucho más de sí de lo que ha dado hasta ahora.
Me quedo con las interpretaciones de Freeman y Harris, impecables los dos, como de costumbre. Y con la promesa de Casey como futuro gran actor y de Ben como futuro gran director.
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