martes, 24 de julio de 2012

Niágara, by Henry Hathaway


La historia empieza con una Marilyn Monroe despertando una mañana en su cama perfectamente maquillada, con el gloss impecable, y, lo más curioso, ni una sola mancha de pintura en la almohada. Esto, señores, es ya de por sí altamente mosqueante. Todas las mujeres sabemos que si una se acuesta pintada como una puerta lo normal es que se levante con la cara y la almohada como El grito de Munch.

Luego ya a lo largo de la peli vemos igualmente a Monroe salir de la ducha con el mismo maquillaje impecable, gloss incluído, mojarse bajo las cataratas idem de lo mismo, etc etc y comprobamos con indignación que efectivamente, tal y como sospechábamos, los cosméticos que nosotras usamos, que se diluyen sin remedio al menor signo de sudoración o refriegue, son de ínfima calidad y que los precios que pagamos por ellos podrían considerarse de auténtica estafa.

Sé que esto va a hacer mucha pupa en algunas almas sensibles y que pagaré caro mi descaro, pero tengo que decir que en mi opinión el cine porno perdió una gran estrella al dedicarse Marilyn al cine "normal". Es fascinante cómo esta mujer, haga lo que haga e interprete lo que interprete, siempre parece que está a punto de meterse una polla en la boca para efectuar una lenta y elaborada felación de carácter cuasi profesional.

No hablemos ya de la hipnosis que provoca el movimiento pendular de su culo; con mucho menos meneo he visto yo a gente dislocarse la cadera y tirarse dos meses en rehabilitación. Avanzando toda la película dificultosamente con pasitos cortos y rápidos a lomos de unos tacones de 20 centímetros y embutida en unas faldas tubo que imposibilitan la separación mínima de las piernas para llevar a cabo el acto de caminar.

La verdad es que tiene mérito, no se le puede negar. Así se hace un mito, a base de sacrificios sobrehumanos y meneos pendulares imposibles.

Y qué me decís del milagro de la maleta? A lo largo de la cinta la actriz cambia de modelo algo así como 10 veces, zapatos y bolsos incluídos. Pues bien, no sabemos cómo, esta especie de baúl de la Piquer consigue meterlo en una diminuta maletita de mano asombrosamente ligera que la bella y carismática diva lleva, cómo no, pasito a pasito sin separar las rodillas una de otra más que lo justo y necesario para avanzar los dos centímetros de rigor. Una hazaña sin igual, vive dios.

A todo esto, aparece Joseph Cotten (el marido cornamentado) y a los 0' segundos de conocer al personaje de Jean Peters (su vecina de cabaña), tras contarle su vida y milagros, traumas de infancia, dolencias físicas y psíquicas y evolución y estado de su matrimonio, le suelta tal que así: "La conocí en un bar, era la camarera más popular; Creo que lo que me gustó de ella fue su forma de servirme".

Señoras, señores, gente en general que está leyendo esto. Todos habéis visto ya a estas alturas alguna vez o muchísimas los ojos, la boca chupopteril, el lunar, los rizos rubio platino, las tetas inmensas, las piernas, el culo, el contoneo caderil... en fin, todos habéis visto a la pornografía hecha hembra en la figura de la mítica Marilyn... Cómo que lo que le gustó de ella fue... su forma de serviiiiir?????????????????

2 comentarios:

  1. Desconozco si será una mera casualidad pero justamente ayer ví por primera vez esta película (en el canal Hollywood), no por ganas, sino porque no había otra cosa, lo que me ha llevado a compartir bastantes cosas de las que expones. De hecho, el buscar sobre esta peli me ha traído a este blog. No sólo no me impacta que el maquillaje siga intacto cuando alguien se mete en la ducha, sino lo que más me impacta es que un marido cornudo, enloquecido y que acaba de asesinar a su mujer, no sea capaz de romper un cristal de una puerta para huir y tenga que hacer noche junto a un cadáver (me refiero a la escena del asesinato de Marilyn). Entre otras cosas, por no hablar de la sonrisa permanente del marido de Jean Peters, que parece que de ver tanto el culo a Marilyn se le queda una sonrisa de bobo incluso cuando se entera de que por poco se cargan a su mujer. Lamentable actor y, en definitiva, lamentable película sobrevalorada hasta el infinito como muchas de antaño. Un mito es muy fácil de crear, lo que realmente es difícil de crear es un buen film.
    Un saludo, Carlos.
    PD: Estoy de acuerdo en que el porno se ha perdido una gran actriz como Marilyn.

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  2. Bueno, lo de Joseph Cotten es otra historia. Cómo entra y sale como Currito por su casa de la cabaña cuando ya se supone que las llaves las tienen los vecinos.

    Y otra cosa alucinante es cuando Jean Peters se acuesta a dormir la siesta tapaíta hasta las cejas pero eso sí, con la ropa de calle puesta; vamos, que juraría que se acuesta hasta con los zapatos puestos.

    Así cuando entra Joseph Cotten en la cabaña la señora se despierta y está perfectamente vestida, y cómo no, maquillada y peinada como para salir de fiesta.

    En fin, te pones a contar detalles y no hay por dónde pillarla.

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