Sinceramente, no entiendo a los que dicen que ésta es una pedazo de interpretación de Sylvester Stallone, algo impresionante, sorprendente, espectacular… Habremos visto la misma película?
Que sí, que no hace ni de Rocky ni de Rambo, eso sí es nuevo, pero vamos, que no deja de interpretar el mismo rol subnormaloide y grillaete, en este caso algo más gordito y menos hormonado que de costumbre pero con el talento justo para llevarse la cuchara a la boca a la hora de comer. En fin, si eso es un gran trabajo qué podríamos decir entonces de Harvey Keitel, que sí que hace un papelón digno de sus mejores interpretaciones.
Quitando a Stallone, que la verdad, no sé a quién se le ocurrió la idea de meterlo en el ajo, el resto del reparto es realmente espectacular. Una lástima porque la historia, aunque el guión sea bueno y esté bien hilado, no termina de convencer, por lo menos a mí.
Como en películas de corte similar (poli bueno que lucha denodadamente en solitario contra la corrupción del cuerpo), como en “Serpico” por ejemplo, con la que tiene un montón de cosas en común, ocurre que canta una barbaridad esa universalización de la maldad policial. En este caso canta hasta zarzuela, porque encima la cosa va de un pueblito en el que vive prácticamente todo el cuerpo de policía de Nueva York, haciendo y deshaciendo a su antojo y montándoselo en plan mafioso tutiplén.
Habrá gente que flipe y se emocione un huevo con este tipo de historias de uno contra todos pero a mí tanto malo junto me suele escamar bastante, y los buenos solitarios terminan pareciéndome un poco tontorrones. En este caso el doble de tontorrón ya que la cara de pánfilo del inefable Sly multiplica el efecto de forma inevitable.
Con todo y con eso, para ser justa tengo que decir que la peli entretiene y engancha, que los chicos en general hacen un buen trabajo (menos De Niro, que defrauda un poco, tal vez porque tiene uno de los papeles menos lucidos) y que, a pesar de todo, se deja ver, aunque sea con cierto repelús.
Que sí, que no hace ni de Rocky ni de Rambo, eso sí es nuevo, pero vamos, que no deja de interpretar el mismo rol subnormaloide y grillaete, en este caso algo más gordito y menos hormonado que de costumbre pero con el talento justo para llevarse la cuchara a la boca a la hora de comer. En fin, si eso es un gran trabajo qué podríamos decir entonces de Harvey Keitel, que sí que hace un papelón digno de sus mejores interpretaciones.
Quitando a Stallone, que la verdad, no sé a quién se le ocurrió la idea de meterlo en el ajo, el resto del reparto es realmente espectacular. Una lástima porque la historia, aunque el guión sea bueno y esté bien hilado, no termina de convencer, por lo menos a mí.
Como en películas de corte similar (poli bueno que lucha denodadamente en solitario contra la corrupción del cuerpo), como en “Serpico” por ejemplo, con la que tiene un montón de cosas en común, ocurre que canta una barbaridad esa universalización de la maldad policial. En este caso canta hasta zarzuela, porque encima la cosa va de un pueblito en el que vive prácticamente todo el cuerpo de policía de Nueva York, haciendo y deshaciendo a su antojo y montándoselo en plan mafioso tutiplén.
Habrá gente que flipe y se emocione un huevo con este tipo de historias de uno contra todos pero a mí tanto malo junto me suele escamar bastante, y los buenos solitarios terminan pareciéndome un poco tontorrones. En este caso el doble de tontorrón ya que la cara de pánfilo del inefable Sly multiplica el efecto de forma inevitable.
Con todo y con eso, para ser justa tengo que decir que la peli entretiene y engancha, que los chicos en general hacen un buen trabajo (menos De Niro, que defrauda un poco, tal vez porque tiene uno de los papeles menos lucidos) y que, a pesar de todo, se deja ver, aunque sea con cierto repelús.
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