sábado, 8 de diciembre de 2012

Noviembre, by Achero Mañas


Casi todas las críticas que he leído sobre esta película pueden clasificar perfectamente a sus autores en dos tipos muy definidos: fachas y progres. A los fachas les repugna mayormente y a los progres suele gustarles, con contadas excepciones. Una crítica lo resume tal que así:

"Te gustará si te gustan Manu Chao, la artesanía, el 0'7, Maruja Torres, el trueque, los mercadillos medievales, Los Muertos de Cristo. No te gustará si te gustan Slaver, la ropa planchada, el cine de Peckinpah, comer caliente, la canción española, Telemadrid, cotizar a la Seguridad Social."

Qué putada, tú. A mí me gustan Manu Chao y el 0'7 y la artesanía y el trueque y Maruja Torres... pero también me gusta comer caliente y cotizar a la Seguridad Social. Ahora de qué lado me pongo?

Pues es difícil, porque a la parte de mí que le gusta Manu Chao y Maruja Torres la historia le mola, pero a la parte de mí que le flipa comer caliente le parece una majadería como una casa. Y eso que Achero Mañas, en serio, me parece un tipo comprometido y formal que pretende hacer algo honesto; y todos los actores que participan en la peli (pedazo de reparto), desde los más jóvenes, como Óscar Jaenada, a los viejos (magníficos todos pero yo me quedo con mi Juan Diego de mi alma), también se lo creen y se nota que están ahí por eso. No sé qué cobrarían pero me apuesto la cabeza a que fue una mierda.

Pero sabéis qué pasa? Que la parte mía a la que le gusta comer caliente y que cotiza a la Seguridad Social piensa en unos capullos que, con la supuesta pretensión de provocar y crear conciencia social, me pillan en un vagón de tren a las 9 de la noche, invaden mi agotado espacio vital sin yo haberlos invitado y me obligan a escuchar sus ruidosos panfletos y sus chorradas, y me entran ganas de matarlos, previa tortura.

Y esa misma parte mía se sube por las paredes al imaginar que consigo ahorrar para comprarme una entrada de ópera en el Teatro Real y unos revolucionarios de pacotilla detractores del arte oficial abortan la función para regalarme una de sus "performances" de mierrrrda.

Y me entra un cabreo que te cagas y pienso: "Ni Maruja Torres ni la artesanía ni el trueque ni los putos mercadillos medievales. Donde se ponga un buen cocido con su pringá que se quite Manu Chao, qué coño"

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