viernes, 14 de diciembre de 2012

Una casa de locos, by Cédric Klapisch

Pues parece que al señor este, Cédric Kaplisch, le llama mucho la atención el ambientecillo de los pisos de estudiantes de toda la vida de dios, porque en realidad los protagonistas, por muy Erasmus que sean, no hacen ni dejan de hacer otra cosa que vivir la vida loca, como todos los estudiantes que en el mundo han sido y han salido a estudiar fuera de casa. Si no, que le pregunten por aquí a unos cuantos.

Tal vez la particularidad de los Erasmus está en que en sus pisos hay un mestizaje cultural que podría haber resultado interesante si no fuera porque el director se limita a señalar una serie de topicazos sobre cada nacionalidad rellenándolos con las típicas borracheras, complicaciones erótico-festivas y discusiones sobre dinámicas higiénico-sanitarias de cualquier piso en el que se meten tropocientosmil en plan desbarre y cada uno de su madre y de su padre.

En resumidas cuentas, la película es un coñazo como la copa un pino. Igual a algunos que hayan disfrutado de la experiencia les haga pelín gracia; a juzgar por algunas críticas parece que sí, pero a la inmensa mayoría les parecerá el truñazo que es.

Los actores no son malos, son lo siguiente; el guión parece escrito directamente por una panda de Erasmus escasitos de talento en estado de resaca colectiva, y para lo que podía haber dado de sí la historia es penosa a más no poder.

Con esto de la crisis ya los Erasmus han pasado a la categoría de especie a extinguir, así que puede que esta película quede para la posteridad a modo de testimonio histórico de lo que fue una generación de estudiantes perdidos por esa Europa de dios. Esto es lo más triste porque en verdad no les hace la menor justicia. La mayoría de Erasmus son mucho más divertidos, mucho más borrachos y bastante más desfasaos de lo que se ve en la peli. Pero eso… para ellos se queda.

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