lunes, 29 de abril de 2013

Ciudadano Kane, by Orson Welles

Por fiiiiiin! Aquí está mi esperadísima crítica de Ciudadano Kane. Me consta que más de uno y más de dos llevaba meses sin dormir de la ansiedad, a la espera de este gran momento. ; ) Es coña, eh? Que aquí hay gente que se lo toma todo al pie de la letra.

En fin, al grano. Ésta es una de esas películas hechas básicamente para que flipen los estudiantes de cine: "qué pasada de picado, tío",  "Pos qué me dices del contrapicado", Y qué travellines, pordiosssss", "Y qué maravilla de plano secuencia, lavirrrrgen". Bueno, ya sabéis cómo se ponen de repelentes y pesados los obsesos de la técnica.

Por mi parte, como no soy una experta en técnicas cinematográficas, de todo eso paso; a mí lo que me interesa es la historia, y a eso voy, a hablar de la historia que me están contando. Y a mí la historia esta pues como que me interesa lo justo. Esto qué es? Un bote inglés? Pues no le veo los remos.

Kane me parece un personaje muy poco atractivo, y ni puedo ni quiero entender que a alguien le pueda interesar lo más mínimo por qué la última palabra del tipo antes de morir fue Rosebud. Ni mucho menos me cabe en la cabeza que con esa absurda coartada un grupo de periodistas se recorran a todo lo ancho y largo el territorio norteamericano entrevistando a gente para ver si alguien puede tener alguna vaga idea de qué pueda significar el dichoso vocablo de los cojones.

No paro de darle vueltas a la cabeza pensando en una puta palabra que yo pueda soltar antes de morirme que tenga entretenidos a todos mis parientes y amigos hasta el fin de sus días intentando averiguar lo que quise decir. Vale, yo no soy Kane pero soy Inma y ya me he picado con el tema éste. Para complicar la cosa creo que me aprenderé algún vocablo arameo de difícil pronunciación, tal vez un juramento, y así los tendré todavía más intrigados. Bicho que es una.

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