jueves, 4 de abril de 2013

Dublineses (Los muertos), by John Huston


JAMES JOYCE. No me andaré con rodeos: Joyce es un coñazo sin paliativos, tan famoso y renombrado como ilegible. Porque a ver, quién ha tenido huevos de leer el Ulises? Es más, alguien conoce a alguien que lo haya leído? Me refiero a una persona normal, claro. Bueno, pues Dublineses es por el estilo, otra infumable máquina de matar donde se juntan palabras espesas y altisonantes con un sentido enigmático sólo asequible para iniciados en la compleja ciencia de la Joycelogía o para pretendidos iniciados, que también haylos.

JOHN HUSTON. Leo por ahí que Huston se moría, y claro, quién puede resistirse antes de morir a dejar su propio legado sobre la muerte? Huston desde luego no. Eso sí, no se puede negar que el tío se lo curró, y más sabiendo que estaba más pallá que pacá. El preciosismo y la perfección técnica son indiscutibles, sólo comparables al tedio y al aburrimiento que provoca. Desde aquí sólo me queda agradecerle que la adaptación no fuera del Ulises, que es mucho más largo y probablemente mucho más pestiño e interminable.

ANJELICA HUSTON. Qué mejor regalo premortem que un papel protagonista para la nena? Hombre, no se puede negar que Anjelica tiene una presencia majestuosa e imponente muy adecuada para este personaje, pero cabe preguntarse: qué habría sido de la carrera de esta mujer si no hubiese sido la niña de su papá? Algo me dice que una absoluta y redonda mierda como esta película.

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