lunes, 22 de agosto de 2011

Malas tierras, by Terrence Malick

Vamos a ver cómo explico yo esto. Se juntan un psicópata descerebrado con menos luces que un cayuco y una adolescente con un pavo encima que no cabría en el horno de un crematorio, y el empanao, en un momento de irritación, le pega un tiro al papá de la niña. En éstas que la nena, aparte de un minúsculo sofoncocillo inicial de nada, se lo toma con filosofía y decide pegarle fuego a su casa con el cadáver del viejo dentro y partir a recorrer mundo con el asesino de su progenitor. Mola, eh?

Bueno, esta historia está basada en un hecho real, cosa que no me extraña porque de adolescentes gilipollas y/o pirados está el mundo lleno y parece ser que lo ha estado toda la vida de dios. Lo que ya es más difícil de creer es que la parejita en cuestión pudiera llegar a ser tan sumamente insulsa, insustancial, anodina y vacua. De verdad, no es que yo tenga muy buena opinión de los quinceañeros, pero a este grado de estupidez morrocotuda tengo muchas dudas de que puedan llegar. Los diálogos entre las dos lumbreras, de verdad, son para pasar por méritos propios a la antología de la memez cinematográfica.

En fin, hay quien dice que Martin Sheen y Sissy Spacek (la de Carrie) hacen dos interpretaciones memorables, pero yo sólo he visto a uno haciendo una imitación bastante tosca de James Dean en "Rebelde sin causa" y a la otra poniendo cara permanente de boba, que no es que no tenga mérito, pero vamos, de ahí a considerar esto genial... pues no. Yo también sé poner cara de boba cuando me interesa y prometo que no es nada complicado. Al revés, es bastante fácil. Y lo de imitar el look de Dean, pues yo creo que Carlos Latre lo podría hacer igual de bien. No sé, para mí interpretar es otra cosa, algo más que imitar estilismos. Tal vez dotar de vida a un personaje, y a poder ser de vida inteligente, o al menos, sensitiva. Pero vamos, estos dos aparte de pegar tiros el uno y de mirar con la boca abierta la otra, lo de la vida interior como que no está hecho pa ellos. En fin, bodrio al canto.

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