domingo, 7 de agosto de 2011

Por qué las mujeres siempre queremos más?, by Cécile Telerman

La cosa no podía pintar peor. Reunión de petardas con problemas sentimentales, título terrorífico, sinopsis con tufo feministoide... Genial, la típica película para poner a parir. Una especie de "Bridget Jones" o "Mujeres desesperadas", algo para abominar, aborrecer, echar hasta la primera papilla, desfogarse hasta la médula... el sueño de cualquier crítico demoledor, o sea, yo. Justo lo que buscaba. Pero no.

Confieso que hoy no es el mejor día de mi vida y que ver cine es lo último que me apetecía. Elegí esta película porque necesitaba olvidar y porque creí que sería tan insulsa y tan patética que mi desolación se volvería rabia y por fin podría despotricar contra el mundo, que es lo que quiero, lo que necesito, lo que me gustaría hacer. Y milagrosamente resulta que a ratos me he reído (diossss mío, parecía imposible), que casi durante un par de horas he conseguido olvidar mis propios males, y que las heridas de sus protagonistas han supuesto un pequeño analgésico temporal para las mías, que son hondas e incurables.

Ayer perdí a mi Mojito y llevo horas y horas de terrible desolación, de búsqueda infructuosa y de desesperanza. Pero no sé por qué, durante un ratito, los problemas de Juliette, Florence y Marie han hecho que mi dolor se diluyera, se volviera algo menos amargo; como si lo estuviera compartiendo con ellas.

Tengo una amiga que me reprocha que mis críticas son bastante irracionales y responden en gran medida a mis estados de ánimo. Lleva razón. Hoy es uno de esos días en los que me hubiera gustado matar, y sin embargo, aquí estoy perdonándole la vida a esta película y dándole mi beneplácito. Y por qué? Pues sólo porque ha conseguido entretenerme un rato y hasta hacerme sonreir.

Esa labor era harto difícil esta noche. Sí, es verdad que estoy sensible, pero también lo es que hubiera podido maldecir y despotricar y hasta gritar si hubiera visto algo parecido a "Sexo en Nueva York", que era lo que esto parecía. Pero no se le parece, para nada. Las historias de estas tías son reales: matrimonios amargos, cuernos, soledad, miedo, tiempos muertos... Sí, es cierto, también hay momentos "bridget", por qué negarlo, pero ni mil bridgets podrían esta noche haber hecho conmigo lo que ha logrado esta sencilla comedia romantique a la francesa. Sólo por eso, gracias, Cécile Telerman.

Mojito, si vuelves me retractaré de toda esta pavada.

Vuelve, por favor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario