Olvidemos por un momento que esta peli la firma George Cukor en 1949.
Olvidemos por un momento que la protagonizan Katherine Hepburn y su flamante novio eterno.
Pocholín y Pocholina graban pelis caseras que luego enseñan en las fiestas a sus amigos.
Pocholín y Pocholina tienen una granja muy bonita cuya hipoteca acaban de pagar.
Pocholín y Pocholina se quieren mucho, como la trucha al trucho.
Pocholín y Pocholina en el trabajo se mandan besitos por debajo de la mesa.
La historia es ésta: son muy felices, se quieren mucho, pero se enfadan porque ella ha decidido defender la causa feminista en la persona de una neurótica adicta a los pasteles que ha disparado contra su marido y la amante de éste para defender a su familia. Tooooooma violencia de género!
Ah, bueno, que es un clásico! Entonces es una peli divina, superdivertida... Qué pedazo de guión, qué gracia, que actuaciones, lavirrrrgen, qué mítico, qué bonito todo! Qué felices seremos los dos y qué dulces los besos serán, pasaremos la noche en la luna, viviendo en mi casita de papel".
Pues qué quieres que te diga? Pocholín y Pocholina como pareja destilan hiperglucemia a litronas y dan asco; y Pocholín a ratos da también bastante pena. Pocholina es manipuladora y tramposa, y Pocholín es bastante tontorrón y muy fácilmente manejable. Lleva las instrucciones de uso en la cara, y Pocholina, que aprendió a leer en el cole, lo ha visto claro y actúa en consecuencia.
Eso sí, hay algo indiscutible en esto de la guerra de sexos: Vive la différence!
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