viernes, 5 de julio de 2013

La jugadora, by Jane Anderson


Jamás un personaje me ha dado más grima que el de la señora Evelyn Ryan, protagonista absoluta de esta película. En ese aspecto Julianne Moore hace un trabajo impecable; ninguna otra actriz hubiera dado tan magníficamente ese grado de repulsiva abyección victimista al personaje.

El filme está basado en un hecho real, a su vez extraído de una novela escrita por Terry, una de los diez hijos que tuvo a lo largo de su prolífica vida la señora Ryan. Siento decirle a la tal Terry que si lo que quería era ensalzar la figura de su madre el fracaso es rotundo. O tal vez en su libro lo consiga pero desde luego en esta adaptación de Jane Anderson lo que consigue es todo lo contrario. Al menos desde la óptica de una persona medianamente normal, que ya veremos más adelante que no es todo el mundo.

La señora Ryan da un repelús que te mueres. Tan perfecta, tan intachable, tan repeinada, tan buena madre, tan relimpia, tan estupenda concursante, tan incapaz de perder la compostura, tan paciente, tan encantadora con sus vecinos, tan amable con su esposo borracho, estúpido y maltratador (genial Woody Harrelson en el papel), tan encantada de haberse conocido y de haber dedicado su vida a participar en absurdos concursos inventando ripios de muy difícil digestión.

Conste que esta opinión es totalmente intuitiva ya que no he leído el libro de la hija de la señora Ryan, pero sospecho que el fallo viene de la propia escritora, que debe de tener una imagen tan idealizada de su progenitora que ha creado un personaje irreal, artificioso, casi angelical, con el que es imposible empatizar mínimamente. Por mucho que se agradezca el esfuerzo de Julianne Moore por recrearla a la perfección.

Aunque, bueno, algunas críticas me he encontrado por ahí en las que algunos flipan con la señora horrible esta. Ojo al dato:

"Un homenaje a aquellas heroínas anónimas que con su inteligencia y creatividad consiguieron sostener sus hogares dando como resultado familias felices". Heroína anónima una tía que se pasaba la vida justificando a su irascible marido alcohólico ante sus hijos. Interesante apreciación.

"Prudente, talentosa y mantiene el hogar ganando concursos de rimas organizados por las marcas que anunciaban sus productos en la televisión". Prudente una mujer que consiente que sus hijos convivan con un individuo que con dos cervezas encima se convierte en una máquina de matar. Extraño concepto de la prudencia. Qué será para esta persona la imprudencia.

"Una mujer de felicidad independiente, que puede parecernos tonta, pero que detrás de esa aparente ingenuidad, es un ejemplo de superación, talento, optimismo y amor por la vida". Ejemplo de superación y optimismo alguien que cierra los ojos a la realidad de su vida para montarse una historia paralela con los concursos de la tele de telón de fondo. También un curioso concepto de "superación".

"Retrato sensible, humano y profundamente conmovedor del ama de casa que sacrifica su vida en mérito de los intereses de los demás". No te lo pierdasssss. El ama de casa que sacrifica su vida en mérito de los intereses de los demás. Bueno, esta frase admirativa lo dice absolutamente todo del ideal de mujer que tiene la persona que lo ha escrito.

"Esa madre que es casi una santa en vida, inteligente y buena, pero sobre todo siempre con una sonrisa que dedicarle a sus hijos". Exacto, la víctima perfecta. Miradme, soy una santa, mi marido me trata como a una mierda, es violento, bebedor y nos tiene a todos acojonados en casa, pero yo siempre sonrío, a él y a todos, porque soy una perfecta ama de casa de los años 50 y mi sonrisa Profidén es mi tarjeta de presentación en el mundo.

La verdad, no sé qué da más grima, si la señora Ryan, su hija la que escribió la novela o este tipo de críticas admirativas hacia su personaje. Se admiten apuestas.

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