Lo único que me queda claro después de ver esta película es que es un drama familiar de considerables proporciones, pero realmente no sabría decir a ciencia cierta qué es lo que está intentando contarme. Hay varias posibilidades:
1. Tal vez una historia de maltrato infantil por parte de un padre desquiciado que lo mismo agarra al niño del pescuezo y lo echa de casa que se lo come a besos, o que a veces muestra una ternura conmovedora y otras veces grita como un energúmeno llamando zorra a la madre.
2. Tal vez una historia de amor bipolar entre una mujer que va y viene, no se entiende muy bien por qué, y un hombre sumamente irritable y malencarado que no se sabe si es así a causa de las desapariciones de ella o es al revés, si la causa de esas desapariciones es él.
3. Tal vez una historia de adolescentes que entran en el mundo adulto a golpe de esquizofrenia paterna, sin entender nada de lo que pasa a su alrededor, preguntándose cada mañana qué va a pasar y con una terrible ansiedad sobre su futuro, sobre su familia y sobre la vida en general.
En cualquier caso Kim Rossi Stuart se pierde demasiado en la ambivalencia. Sus personajes, sin solución de continuidad, se quieren y se odian, se abrazan y se insultan, se ríen y lloran, cantan y gritan... Y no queda explicado el por qué de tanta ida y venida emocional. Simple y llanamente no se entiende nada.
1. Tal vez una historia de maltrato infantil por parte de un padre desquiciado que lo mismo agarra al niño del pescuezo y lo echa de casa que se lo come a besos, o que a veces muestra una ternura conmovedora y otras veces grita como un energúmeno llamando zorra a la madre.
2. Tal vez una historia de amor bipolar entre una mujer que va y viene, no se entiende muy bien por qué, y un hombre sumamente irritable y malencarado que no se sabe si es así a causa de las desapariciones de ella o es al revés, si la causa de esas desapariciones es él.
3. Tal vez una historia de adolescentes que entran en el mundo adulto a golpe de esquizofrenia paterna, sin entender nada de lo que pasa a su alrededor, preguntándose cada mañana qué va a pasar y con una terrible ansiedad sobre su futuro, sobre su familia y sobre la vida en general.
En cualquier caso Kim Rossi Stuart se pierde demasiado en la ambivalencia. Sus personajes, sin solución de continuidad, se quieren y se odian, se abrazan y se insultan, se ríen y lloran, cantan y gritan... Y no queda explicado el por qué de tanta ida y venida emocional. Simple y llanamente no se entiende nada.
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