A pesar de la insoportable estridencia de Penélope Cruz, de la planicie interpretativa de Eduardo Noriega y de la inaudible voz de "susurritos" Nimri, “Abre los ojos” es para mí una obra maestra. Y lo que digo es fuerte porque con la base de ese trío de mataos conseguir levantar una historia apasionante y genial como ésta tiene mucho mérito.
Si “Tesis” tenía el encanto de la virginidad de Amenábar, su segundo largo goza de la ventaja de su incipiente experiencia junto con el toque de frescura de la juventud. Parece haber encontrado su camino y seguirlo con paso firme. Lástima que luego se nos despendolara dedicándose a vagar por pedregosos andurriales hasta llegar a ese monstruo pretencioso, mastodóntico e intragable que es “Ágora”.
En “Abre los ojos” se abordan tantos temas y están tan bien trabados que sorprende su perfecto engranaje. Una vez más Amenábar hace un completo: guión, música y dirección. Una vez más lo borda. Y una vez más nos absorbe, nos sorprende y nos transporta a mundos desconocidos que provocan a partes iguales terror y fascinación.
La vida como sueño, las posibilidades de lo virtual, la fina línea entre lo real y lo imaginario, la futilidad de la belleza, el poder del amor… En fin, es difícil hablar de esta película sin destriparla, así que es mejor hablar poco y simplemente recomendarla con entusiasmo. Eso sí, corriendo un tupidísimo velo sobre el lamentable reparto. Una pena.
Si “Tesis” tenía el encanto de la virginidad de Amenábar, su segundo largo goza de la ventaja de su incipiente experiencia junto con el toque de frescura de la juventud. Parece haber encontrado su camino y seguirlo con paso firme. Lástima que luego se nos despendolara dedicándose a vagar por pedregosos andurriales hasta llegar a ese monstruo pretencioso, mastodóntico e intragable que es “Ágora”.
En “Abre los ojos” se abordan tantos temas y están tan bien trabados que sorprende su perfecto engranaje. Una vez más Amenábar hace un completo: guión, música y dirección. Una vez más lo borda. Y una vez más nos absorbe, nos sorprende y nos transporta a mundos desconocidos que provocan a partes iguales terror y fascinación.
La vida como sueño, las posibilidades de lo virtual, la fina línea entre lo real y lo imaginario, la futilidad de la belleza, el poder del amor… En fin, es difícil hablar de esta película sin destriparla, así que es mejor hablar poco y simplemente recomendarla con entusiasmo. Eso sí, corriendo un tupidísimo velo sobre el lamentable reparto. Una pena.
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