jueves, 4 de octubre de 2012

Casino, by Martin Scorsese

CASI-NO llego al final. Vamos, que no llegué; media hora antes caí como una marmota. Zzzzzzzz!

Scorsese básicamente tiene dos problemas:

1. Todas sus películas parecen la misma. Estás viendo una y te dices: “de qué me suena a mí esto?” No le dés más vueltas: te suena de alguna otra película de él mismo.

2. Es un tío con una preocupante propensión al rollo. Y como nadie lo para, él sigue y sigue y sigue y sigue, como el conejito de Duracell. Lo que podía haber sido una interesante visión sobre el mundo del juego termina convirtiéndose en un interminaaaaaaable coñazo de casi tres horas.

Tres horas soporíferas de maquinitas tragaperras, de fichas en las ruletas, de infumables monólogos en off de Robert de Niro y Joe Pesci que narran una historia para no dormir sobre mafiosos, gangsters, crímenes, ludópatas, politicuchos, maletines llenos de dinero que vienen y que van, y amores imposibles.

Y tres horas de ver emborracharse una y otra vez a Sharon Stone haciendo todo tipo de aspavientos etílicos por los que inexplicablemente le dieron aquel año el Globo de Oro a la mejor actriz y la nominaron para el Oscar. Uff, CASIqueNO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario