martes, 6 de noviembre de 2012

La semilla del diablo, by Roman Polanski

Señoras, señores, gentes de dudosa identidad sexual, momento memorable en mi fulgurante carrera como crítica demoledora: llegamos al emblemático número, al número entre los números, el 666. Y prometo que no ha sido aposta pero hemos llegado justamente un día 6. Destino diabólico? Pura casualidad? Pues no sé, pero esto se merece algo grande, algo como por ejemplo una crítica demoledora como la que más a una de las películas más significativas del género demoníaco: "La semilla del diablo", de Roman Polanski.

Seré clara y contundente y no me andaré por las ramas. A mí esta película de toda la vida de dios me ha parecido una mamarrachada como la copa un pino. Aún a riesgo de que me fulminen los incondicionales de Polanski y los incontables fans de “La semilla del diablo” para los que es una obra de culto, tengo que decir que me parece de principio a fin infumable.

Qué coño es eso de vender un hijo al diablo a cambio de un curro???? Todavía si fuera a cambio de un premio de diez mil millones en la lotería para no tener que volver a currar nunca más, se podría entender. Pero hossstia, por un trabajo de mierda?????

A Mia Farrow se tira una toda la película deseando inflarla a hostias para quitarle la cara de pasmo y espabilarla un poco. No se sabe qué es peor, si que esa mujer tenga un pequeño demonio o simplemente que tenga un hijo mondo y lirondo. Dónde va un chiquillo normal con esa madre medio lela y acojonada por todo? Cómo va a prepararse esa criatura para las penalidades que le esperan en este mundo cruel?

Eso sí, maravillosa Ruth Gordon, esa vieja bruja. Yo por una ancianita tan encantadora casi me dejaría convencer para engendrar a un par de demonios. Aunque qué coño, he engendrado a 3 bestias pardas y no me ha tenido que convencer nadie. Ahora que lo pienso, 3 seises, 3 bestias… Y si yo fuera el mismísimo demonio?

No hay comentarios:

Publicar un comentario