viernes, 9 de noviembre de 2012

Pearl Harbor, by Michael Bay

Decidí ver esta película atraída por la cantidad exagerada de críticas negativas que había leído. Como aficionada a llevar la contraria por sistema a las amplias mayorías, había decidido esforzarme un poco en encontrarle las pocas virtudes que pudiera tener para blandirlas con orgullo y echar por tierra uno por uno los argumentos de sus detractores.

Provista de libreta y boli bic (sí, a la antigua usanza, qué pasa???) me senté a verla dispuesta a apuntar todo aquello que pudiera servirme para hacer una crítica demoledora de las críticas demoledoras, y así rizar el rizo de mi actividad crítica salvando de la quema al denostadísimo Michael Bay.

Imposible; aquí tengo la hoja blanca y limpia como la patena. No pude, no fui capaz de apuntar una sola palabra. Una vergüenza ajena, un bochorno… que incluso llegué a pensar que me había llegado la menopausia. "Ea, ya está aquí", me dije.

3 horas dura además el bicho. 3 horas de interpretaciones bochornosas (Ben Affleck más carapalo que nunca; hasta el mismísimo Alec Baldwin está para inflarlo a tomatazos), de diálogos aún más bochornosos (me niego a transcribir alguno, me daría demasiada vergüenza) y de espanto cinematográfico sin igual.

Por supuesto yo no vi las 3 horas; soporté una y no más, Santo Tomás. Esperé en vano a ver si por fin llegaban los japos y se cargaban en masa a toda esa panda de repugnantes babosas rebosantes de gelatina pero en vista de que seguían soltando con profusión sus pegajosas babas y a mí ya la náusea me acechaba con violencia… ataqué con desespero el mando y me pasé a Intereconomía. Dios mío, qué alivio!!!!!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario