Qué tiene que ver el acoso escolar con el terrorismo internacional, se preguntará alguien. Pues bien, Reza Parsa nos lo intenta explicar en esta inspirada historia llena de sentido y sensibilidad que no puede dejar indiferente a nadie.
Parsa hace un profundo análisis de la violencia desde su vertiente infantil hasta los complicados manejos de la política, las finanzas y la guerra. Y analiza los motivos que llevan a ella y lo complicado que resulta escapar, una vez te ha envuelto.
También aborda el director iraní el tema del pasado, cómo nos persigue y nos obliga a rehacer nuestro presente. Y lo hace a través de un exterrorista iraní que vive en Suecia, plenamente integrado, que ha formado una familia en el país y que se gana la vida como taxista, y que un montón de años después intenta ser reclutado para llevar a cabo una acción terrorista bajo amenaza de asesinar a la esposa e hijo que dejó en su país. El pasado, que no perdona.
Con una tensión que va in crescendo, Parsa va jugando con dos historias que transcurren paralelamente y a ratos se cruzan y que tienen en común el terrible sufrimiento que provocan en sus protagonistas y la fatalidad a la que éstos se ven abocados.
Hay un pesimismo claro en el filme: la violencia está en todas partes y no hay manera de sustraerse a ella; y sin embargo el desenlace agridulce de las dos historias hace pensar que tal vez podría haber algo de esperanza. Una niña cinéfila abrazándose a un niño en un autobús, un hombre y una mujer que se dan la mano… Y si hubiera vida más allá de la violencia?
Parsa hace un profundo análisis de la violencia desde su vertiente infantil hasta los complicados manejos de la política, las finanzas y la guerra. Y analiza los motivos que llevan a ella y lo complicado que resulta escapar, una vez te ha envuelto.
También aborda el director iraní el tema del pasado, cómo nos persigue y nos obliga a rehacer nuestro presente. Y lo hace a través de un exterrorista iraní que vive en Suecia, plenamente integrado, que ha formado una familia en el país y que se gana la vida como taxista, y que un montón de años después intenta ser reclutado para llevar a cabo una acción terrorista bajo amenaza de asesinar a la esposa e hijo que dejó en su país. El pasado, que no perdona.
Con una tensión que va in crescendo, Parsa va jugando con dos historias que transcurren paralelamente y a ratos se cruzan y que tienen en común el terrible sufrimiento que provocan en sus protagonistas y la fatalidad a la que éstos se ven abocados.
Hay un pesimismo claro en el filme: la violencia está en todas partes y no hay manera de sustraerse a ella; y sin embargo el desenlace agridulce de las dos historias hace pensar que tal vez podría haber algo de esperanza. Una niña cinéfila abrazándose a un niño en un autobús, un hombre y una mujer que se dan la mano… Y si hubiera vida más allá de la violencia?
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