lunes, 6 de mayo de 2013

Tenemos que hablar de Kevin, by Lynne Ramsay

Menuda película que elegí yo para el día de la madre! Eso es tener ojo clínico y lo demás es tontería. Hombre, es cierto que la historia va de la relación de una madre con su hijo. Una relación un tanto peculiar pero bueno, indiscutiblemente maternofilial. No sé por qué, cuando la estaba viendo se me vinieron a la cabeza unas sevillanas que cantaba un amigo mío hace un montón de años, que decían algo así como : “No le pegues más ar niño que ya ha aparesío er meshero”.

Quién no se ha preguntado alguna vez cómo deben sentirse los padres de un psicópata. Echando mano de la palpitante actualidad, quién no se ha preguntado por ejemplo cómo deben sentirse los padres de José Bretón, el tipo que mató y quemó a sus dos hijos para vengarse de su mujer. O cómo deben sentirse los padres de aquel sujeto que entró en un cine y se cargó a nosecuantos chavales que estaban viendo Batman. O los padres de un pederasta que haya violado y asesinado a uno o varios chiquillos.

Quién no se ha preguntado si se ven venir estas cosas en un hijo o pasan de sopetón y te pillan totalmente por sorpresa. Si se culpan a sí mismos esos padres. Cómo pueden seguir viviendo después. Si continúan queriendo al hijo o reniegan de él. Si piensan que si lo hubieran educado de otra manera podrían haber evitado la tragedia. Cómo se enfrentan al rechazo de la sociedad. Todos podemos imaginar cómo se sienten los padres de una víctima, pero es mucho más complicado, mucho más terrible si cabe imaginar cómo deben sentirse los padres de un verdugo cabrón hijodeputa.

Es probable que todas estas preguntas no tengan una sola respuesta y que cada caso sea un mundo, una pesadilla diferente. Lynne Ramsay intenta entrar en una de estas historias y nos plantea el enfrentamiento entre una madre (magnífica Tilda Swinton) y su hijo (inquietante Ezra Miller), un hijo que da verdadero miedo y que da muestras desde su más tierna infancia de tener una personalidad "rarita". Sin embargo es la madre la única realmente consciente de la anormalidad del niño; es ella la única que ve la maldad intrínseca del crío y que le teme, y además es ante ella ante la única que él se muestra como realmente es.

La historia es terror puro, tal vez el terror más intenso que puede haber porque es real, porque te planteas que es algo que le podría ocurrir a cualquiera, porque no estamos hablando de ectoplasmas o de marcianitos verdes sino de personas que están ahí, en cualquier parte, que existen, que pueden ser tus vecinos, o aún peor, tus propios hijos.

La película podría haber sido sobresaliente si no fuera por esa profusión de saltos en el tiempo que Ramsay se gasta y que son verdaderamente mareantes (Qué hartura de delirios videocliperos, pordiosssss), sobre todo lo que es la primera media hora hasta que ya consigues situarte, más que nada guiándote por el corte de pelo de Tilda Swinton (corto pasado, largo presente). Sinceramente no creo que haya necesidad de tanta tontería para contar una historia, mucho menos tan apasionante como ésta.

Desde luego es la película-anticonceptivo ideal. No creo que nadie se atreva a arriesgarse a traer al mundo a una criatura como Kevin. Para los que se estén pensando lo de la paternidad, ni se os ocurra verla; puede haceros desistir para siempre. O casi mejor, vedla.

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