jueves, 15 de marzo de 2012

La naranja mecánica, by Stanley Kubrick

Tenemos la exclusiva del diálogo que tuvo lugar entre Kubrick y su personaje Alex, interpretado posteriormente por Malcolm McDowell, diálogo que fue el origen de esta película.

Stanley: Me ronda la idea de hacer una película sobre la violencia en estado puro, sin coartadas ni tontas justificaciones.

Alex: Drugo, estás besuño. Goboras como un glupo.

S: Esta sociedad está enferma y quiero mostrarle al mundo la facilidad con la que manipulan nuestras mentes desde el poder.

A: Tú tás pianitso. El fuegodoro que te has piteao te ha rasreceao.

S: Será algo diferente, brutal, impactante. La gente alucinará y todo el mundo se dará cuenta de mi genialidad.

A: Tienes que sasnutar más. Qué straco! No te copo. Tienes el rasudoque de un schuto.

S:  Será una encarnizada sátira de la sociedad futura consumida por la violencia y el salvajismo.

A: Cupérate una coschca y échate una ruña con la milicienta. Los atristos y los ominosos cuentan con tu inspiración.

S: Será tan hermosa de ver y de oir que deslumbrará los sentidos y la mente. El mundo se rendirá a mis pies.

A: Sí, tú exprímete la rasurera y videa bien. Qué yarmolazo me estás dando! Me duele la quijotera y hasta los vidrios.

S: Querrás ser tú el protagonista de tan magna obra?

A: Manda yarboclos! Anda y piteemos, que me spato con tanta chepuca.

Y así fue como se gestó la mítica y kúbrica naranja mecánica, sin duda alguna el mojón cinematográfico más estomagante jamás rodado. Eso sí, te lo pasas bomba jugando al nadsat.

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