sábado, 31 de marzo de 2012

Sed de mal, by Orson Welles

Prometo que no hablaré de la genial y mítica escena inicial de 3 minutos, ni de picados y contrapicados. Sólo hablaré del chasco que me he pegado con esta película, que es menos chasco teniendo en cuenta que para mí ya es un clásico, y nunca mejor dicho, pegarme planchazos con los clásicos.

Me centraré en dos aspectos básicos de cualquier película:

1. Guión: absurdo de principio a fin. Diálogos de pura pena y escenas de verosimilitud más que dudosa. Por poner un sólo ejemplo que no desvela nada porque ocurre al principio de la peli: un chorizaco con unas pintas de matón que te mueres intercepta en medio de la calle a la esposa del policía Vargas y la insta a que le siga, que tiene un recado para su marido. Y ella por supuesto, como haría cualquier señora normal de policía, le sigue sin dudarlo y naturalmente se mete en una encerrona. Y esto es nada más empezar, pero podría contar hasta 1500 por el estilo.

2. Caracterizaciones: chuscas como he visto pocas. Charlton Heston es un poli mexicano. Cómorrr? Dirá más de uno. Pues sí, se le pone un fino bigotillo postizo y ya está caracterizado como mexicano. Y la estatura? Dirá algún otro. Qué pasa? Es que nunca has visto a un mexicano de dos metros? Pos no. Y además, para más delito, el resto de mexicanos de la película sí que tienen cara de mexicanos y unos 40 centímetros menos que Heston. Pero qué me decís de Marlene Dietrich haciendo de pitonisa gitana? Cómorrrrrrrrrrrrrr????? Pues también; a ésta se le pone una peluca morena, un montón de colgantes y una baraja de cartas en la mano y ya está caracterizada. Y luego hay un actor que hace de recepcionista de motel totalmente tarado que le hace pensar a una si todos los recepcionistas de motel americanos no serán un colectivo laboral muy perjudicado. A ello contribuye también que la esposa de Vargas-Heston no es otra que Janet Leigh. Sí, señoras y señores, la que también se las tuvo que ver en cierta ocasión con otro recepcionista tarado en un motel de carretera. Supongo que se acordarán.

En fin, un despropósito de principio a fin. Para colmo, aburrida hasta la muerte; la acción, rocambolesca y arrítmica. Lo mismo se para media hora en una memez que no lleva a ninguna parte, que despacha en dos minutos algo que sí tiene un significado importante en la resolución final.

Lo mejor que tiene es que es cortita. Y que, como la vi en casa, pues no pasé sed ni de mal ni de nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario