martes, 13 de marzo de 2012

Réquiem (El exorcismo de Micaela), by Hans-Christian Schmid

Rollo morollo al canto. He visto a chicos malotes en el programa "Hermano mayor" más poseídos por el demonio que esta Micaela. Qué digo "Hermano mayor"? En mi propia casa! Es más, cualquiera que haya presenciado alguna vez un berrinche adolescente ha visto algo parecido a la supuesta posesión diabólica de Micaela.

A mí lo que sí me fascina de esto de las posesiones es que nunca le pasan a un ateo; siempre es a gente hiperreligiosa y superobsesiva con sus creencias. Y claro, así cualquiera es poseído. Porque el mérito real está en tomar posesión del espíritu de una persona que pasa del demonio como de la mierda, y digo yo que si el demonio existiera de verdad podría perfectamente poseer a cualquiera sin distinción de raza, sexo, edad o religión. No sé, esto de las posesiones es muy complicado para mí.

En mi opinión entre el exceso de efectismo de las pelis americanas sobre el tema y este exceso de contención debe de haber un virtuoso término medio que sería interesante practicar. Vamos, que no hace falta que al poseído le dé vueltas la cabeza ni hable en arameo y ochenta lenguas más, pero que tampoco estaría mal que hiciera algo más que chillar y tirarse al suelo, que es una cosa que el que más y el que menos ha hecho alguna vez  en su infancia sin necesidad de posesiones diabólicas.

En fin, que el producto me ha parecido de una insulsez y una pobreza expresiva de antología. Y que para  exorcismos de éstos mejor os mando un vídeo de mis hijos cuando los castigo sin bajar a la calle o sin ordenador, que para devolverlos a su estado natural sí que tengo que hacer yo un exorcismo de verdad.

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