Novedad! Una peli española de ciencia-ficción, y además con premios y todo! Y sale Lluís Homar!!!! Tengo que verla, no hay alternativa. Allá que voy.
Para empezar, tengo que decir que la mayoría de premios que tiene la peli son por los efectos especiales, que efectivamente son una chulada. Es divertidísimo cómo se organizan las mentes de los robots, con un montón de partículas que se mueven por el aire y se separan y luego se juntan y forman una pelotita, y ahora le pongo un poco más de inteligencia, y le quito un gramito de soberbia pero le pongo un cuarto kilo de simpatía natural... Bueno, es sin duda lo mejor de la película.
Tampoco me podía perder a Homar haciendo de Max, el robot mayordomo. "Max, bájate el nivel de sensibilidad a 6" "Max, súbete el nivel a 8, que necesito un achuchón". Y Max subiendo y bajándose los niveles mediante inquietantes movimientos oculares. De verdad, eso hay que verlo. El resto de personajes pasan sin pena ni gloria; Daniel Brühl está sosito a más no poder, en su línea habitual, y Marta Etura en su papel favorito de chica mona y sencilla que es objeto de deseo del protagonista. Como de costumbre su personaje no dice nada más ni aporta otra cosa a la historia que la pura coartada amorosa. Gracias a su presencia no faltan los besitos de rigor, las miradas de pasión, la tensión sexual no resuelta y, en fin, toda la parafernalia pseudoerótica que a la gente le suele gustar que salga en las películas.
Pero lo peor de todo, lo más espeluznante, como suele suceder y ya es costumbre en el cine español, es la aparición casi forzosa del niño-monstruo. En este caso, niña. Cielosssss, la niña de la peli es un verdadero paradigma de personaje infantil abominable, horroroso, repulsivo y perfectamente asesinable... Esa clase de niño que saca lo peor de nosotros, los adultos, la parte más oscura de nuestro yo íntimo.
Para más inri, te presentan a la niña como un modelo digno de clonación robótica; supuestamente tiene todas las cualidades que debería tener un niño robot: divertida, ingeniosa, simpática, agradable, con personalidad... La pura realidad es que la niña es un horrorrrr con todas las erres, sólo clonable en todo caso como robot torturador.
En definitiva, un pestiño más pero en rollito ciencia-ficción. Se salva el robot Homar, el gatito robot, que es una monada, y el alucine de las particulitas espaciales que se juntan y se separan para crear mentes artificiales, que molan un huevo. Lo demás un rollazo. Y la niña... simplemente execrable.
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