Tremenda disección del mundo de la pareja y tremenda declaración de amor de Ingmar Bergman a esa maravilla de actriz que es Liv Ullmann. Esos primeros planos que ensalzan la serena belleza de Ulmann son literalmente una penetración en toda regla.
La verdad es que temía a Bergman; lo prejuzgaba como un director aburrido, espeso, sólo apto para cinéfilos gafapastosos e intelectuales de soporífero verbo. Para nada; empecé a ver la película y ya no pude apartar la vista de la pantalla hasta el final. Y es larguita, eh?
170 minutos de imperfecto amor, de miedos, de celos, de sexo conyugal y de sexo animal, de silencios, de susurros, de deseos ocultos… de la vida misma, vamos. Es casi como mirar por una ventanita a los vecinos y entrar en su intimidad, enterarnos de lo que ocultan tras su apariencia de pareja modélica y curiosear en sus conflictos de cama. Y también a ratos es como verse uno mismo retratado con un realismo y una nitidez que dan miedo.
En definitiva, “Secretos de un matrimonio” no descubre nada que no supiéramos pero sí nos lo suelta a la cara con brutal sinceridad. La rutina mata el amor sí o sí, y el 90% de los conflictos de pareja vienen del sexo; al final todo se reduce a eso, sexo. Uno que quiere, otro que no (generalmente otra), que intenta escaquearse o consiente con desgana, que lo usa como castigo o como premio, que lo dosifica para obtener pequeñas compensaciones… El sexo, todo está en el sexo. No me extraña que Woody Allen sea un gran admirador de Bergman y que beba directamente de sus fuentes en cuanto a su filosofía sobre el amor y el matrimonio.
Una película dura para verla en pareja, tanta honestidad brutal puede ser demoledora. Yo recomendaría verla y disfrutarla en soledad. Y regodearse tanto en los sutiles diálogos como en esos fascinantes primeros planos de Ullmann que Bergman nos regala; la cara de esa mujer es un verdadero espejo del alma.
Y lo mejor, sin duda, el final. No revelaré nada pero creo que sí puedo adelantar que Bergman encuentra otra forma de entender el amor, un amor maravillosamente imperfecto, que a mí personalmente me encantó. Quien quiera enterarse que la vea; son sólo 170 minutos.
La verdad es que temía a Bergman; lo prejuzgaba como un director aburrido, espeso, sólo apto para cinéfilos gafapastosos e intelectuales de soporífero verbo. Para nada; empecé a ver la película y ya no pude apartar la vista de la pantalla hasta el final. Y es larguita, eh?
170 minutos de imperfecto amor, de miedos, de celos, de sexo conyugal y de sexo animal, de silencios, de susurros, de deseos ocultos… de la vida misma, vamos. Es casi como mirar por una ventanita a los vecinos y entrar en su intimidad, enterarnos de lo que ocultan tras su apariencia de pareja modélica y curiosear en sus conflictos de cama. Y también a ratos es como verse uno mismo retratado con un realismo y una nitidez que dan miedo.
En definitiva, “Secretos de un matrimonio” no descubre nada que no supiéramos pero sí nos lo suelta a la cara con brutal sinceridad. La rutina mata el amor sí o sí, y el 90% de los conflictos de pareja vienen del sexo; al final todo se reduce a eso, sexo. Uno que quiere, otro que no (generalmente otra), que intenta escaquearse o consiente con desgana, que lo usa como castigo o como premio, que lo dosifica para obtener pequeñas compensaciones… El sexo, todo está en el sexo. No me extraña que Woody Allen sea un gran admirador de Bergman y que beba directamente de sus fuentes en cuanto a su filosofía sobre el amor y el matrimonio.
Una película dura para verla en pareja, tanta honestidad brutal puede ser demoledora. Yo recomendaría verla y disfrutarla en soledad. Y regodearse tanto en los sutiles diálogos como en esos fascinantes primeros planos de Ullmann que Bergman nos regala; la cara de esa mujer es un verdadero espejo del alma.
Y lo mejor, sin duda, el final. No revelaré nada pero creo que sí puedo adelantar que Bergman encuentra otra forma de entender el amor, un amor maravillosamente imperfecto, que a mí personalmente me encantó. Quien quiera enterarse que la vea; son sólo 170 minutos.
No soporto al sesudo y cansino sueco que lo único que ha hecho por el cine es hacerle daño, con excepción de su magistral Fanny y Alexandre.
ResponderEliminarDel resto que he visto solo puedo decir que en Europa hay mucho erudito de tres al cuarto, que no se da cuenta que el cine no es el teatro, que el Mediterráneo no es el Norte de Europa y que la filosofía barata no trenza bien con el séptimo arte, máxime metiéndola con calzador.
A veces uno piensa (lo hago de tarde en tarde es cierto) que un solo gesto o un silencio dice mucho más del universo humano que una conversación aparatosa, aburrida e insondable de dos amantes, dos desterrados o dos esposos con ganas de poner en su boca aquello que ha escrito sobre blanco un sueco venido a transformar el cine. Y yo me pregunto, ¿qué necesidad tiene el cine de ser transformado en su subterráneo? Y entre tanto nadie conoce a Jan Troell, que hizo dos joyas del cine sueco que nadie ha visto salvo un servidor. Bueno, a fin de cuentas el mundo está lleno de topos.
Hola Inma.
Hola topo.
ResponderEliminarA Troell no lo conozco; a Bergman muy poco, pero esta peli me ha gustado. Tampoco voy a tirar cohetes, fijo que en la próxima despotrico.
Estimado Francisco. Respeto tu opinión sobre Bergman pero no la comparto. Creo que el cine le debe muchísimo ya que fué un maestro en el que otros se inspiraron. Te recomiendo ver seriamente sus películas y analizar su intensidad dramática, su calidad expresiva, su fotografía única y su temática que no es sesuda sino que expone los problemas y las dudas fundamentales del hombre, las preguntas que todos nos hacemos y que Bergman plantea de un modo magistral. Su cine tiene varias etapas y cada una de ellas responde a una época diferente en Bergman. Hablar de filosofía barata en Bergman es, y disculpame el exabrupto, la opinión de alguien que jamás se ha planteado interrogantes en su vida.
ResponderEliminarTal vez para tí el cine es solamente entretenimiento,sin problemas, sin complicaciones y no una maravillosa forma de expresión. Bergman fué también un hombre de teatro y por eso hizo películas tan buenas así como Kurosawa fué pintor y por eso hizo cuadros cinematográficos. El teatro es la base de la expresión en el cine salvo que tu prefieras a Bruce Willis, que tiene su mérito como entretenedor pochoclero, en lugar de otras interpretaciones que pueden moverte las estructuras de la mente. Mencionas a Jan Troell, un buen cineasta, pero más cercano al cine más fácil aunque bello pero que a la larga no trasciende como el de Bergman. Pero todo es cuestión de gustos. Al igual que en literatura campo en el que Proust es para algunos insoportable y para otros un excepcional narrador de la realidad humana. Obviamente si quieres aprender algo vas a Proust si no te quedas con Dan Brown o Harry Potter que no te trerán complicaciones.
Gracias por esta magnífica respuesta a esa crítica. No hay mejores palabras para debatir lo anteriormente dicho, un placer leerte!
EliminarA mi basta con decir que he visto esas dos jotas que tú dices para desmontar tu teoría/opinión.
ResponderEliminarOpina pero sin dar por hecho de que has visto más que los demás, y como si eso fuera garantía de una opinión mas fundamentada (ya sea en cine, escritura, teatro, música...)
Que crítica tan acertada Inma!. Veo la película recien y me encantó
ResponderEliminar