Mantengo desde siempre la teoría, ampliamente comprobada, de que cuantos más extras haya en una película mucho más coñazo es. Vamos, que la relación entre número de extras y nivel de dispersión y aburrimiento es directamente proporcional.
Esta película es la evidencia que demuestra mi “tesis”. Amenábar, por favor, “abre los ojos” y recapacita. Cuantos menos extras, más fluye el talento.
Deja las superproducciones mastodónticas para “Los otros”, para ésos que no tienen ideas y necesitan un presupuesto y unas macroestructuras que compensen sus carencias. Que se pierdan “Mar adentro” con toda su parafernalia y tú vuelve a lo que sabes hacer: escribir guiones llenos de ingenio y llevarlos a la pantalla con sencillez y buen oficio y sin tanto aspaviento.
Eso sí, si puedes volver a trabajar con Rachel Weisz, no lo dudes. Maravilla de mujer y maravilla de actriz, ahí sí has dado en el clavo.
Esta película es la evidencia que demuestra mi “tesis”. Amenábar, por favor, “abre los ojos” y recapacita. Cuantos menos extras, más fluye el talento.
Deja las superproducciones mastodónticas para “Los otros”, para ésos que no tienen ideas y necesitan un presupuesto y unas macroestructuras que compensen sus carencias. Que se pierdan “Mar adentro” con toda su parafernalia y tú vuelve a lo que sabes hacer: escribir guiones llenos de ingenio y llevarlos a la pantalla con sencillez y buen oficio y sin tanto aspaviento.
Eso sí, si puedes volver a trabajar con Rachel Weisz, no lo dudes. Maravilla de mujer y maravilla de actriz, ahí sí has dado en el clavo.
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