lunes, 30 de abril de 2012

El amor es lo que tiene, by Nigel Cole

El director británico Nigel Cole debuta con esta historia en el cine yanqui y la caga hasta las trancas. Ese peculiar estilillo british que hasta entonces le había granjeado el favor de la crítica (aunque no el mío, puesto que nunca me ha convencido demasiado) desaparece por completo y se lanza de cabeza a la más repugnante comercialidad con esta topiquísima "comedia romántica" de ínfima calidad.

Hay que reconocer que el hombre hace un esfuerzo importante por escapar del edulcoramiento propio del género, lo cual es muy de agradecer, aunque en la huída cae en la más absoluta sosería y en el más terrible petardeo.

De los dos protagonistas tal vez se salva una mijilla Ashton Kutcher, que a pesar de tener una cara pelín tontorroncilla e insulsa, el muchacho se curra el personaje y consigue al final incluso despertar cierta simpatía. Desde luego sin exagerar.

En definitiva, a juzgar por lo que vemos en la comedia romántica americana, el amor lo que tiene es que es insoportablemente aburrido y espantosamente previsible. Un asco.

Lo mejor: en esta comedia no salen niños. Bueno, sí, sale uno pero es pequeño y no habla.

Lo peor: todo lo demás.

sábado, 28 de abril de 2012

Sunshine cleaning, by Christine Jeffs

De los mismos productores que la hipervaloradísima "Pequeña Miss Sunshine", pero para mi gusto un poco más fumable. Tiene bastante menos de "Manual de autoayuda" y de cine flowerpower (aunque también tiene su toque, para qué negarlo) pero el tono tragicómico negrillo le da cierto encanto.

Arranca bien pero luego empieza a renquear y no llega. Fallan muchas cosas: el típico niño insoportable de todas estas películas (probablemente el doblaje los empeora aún más, si cabe), el guión lleno de incongruencias (cosas que chirrían como dejar a tu hijo con un señor con el que apenas has hablado dos veces para irte de fiesta) y sobre todo que no consigue encontrar el tono. Oscila constantemente entre el melodrama y el humor negro y en ninguno de los dos géneros brilla.

Me gusta mucho la interpretación de Emily Blunt; para mí, lo mejor de la película. Me hubiera gustado que al final se cargara al niño, creo que le hubiera dado un toque interesante al filme y hubiera subido un montón de puntos. Vamos, como la noche y el día. En fin, no pudo ser. 

No entiendo por qué a los niños repelentes no se les asesina con más frecuencia en el cine, la verdad. Sería un filón y las taquillas reventarían fijo.

Si le hubieran dado algo menos de cancha al punto llorón, creo que la historia habría mejorado un montón. Es una pena, porque a veces te encuentras con una trama potente pero ves cómo en algún momento a alguien se le va la pinza y empieza a desbarrar y lo jode todo. En este caso le sobraba lagrimeo y se quedaron cortos con el cachondeo.

La próxima vez que midan mejor las dosis.

Un profeta, by Jacques Audiard

Llegué a esta película atraída por varios factores: su director, del que me encantó su anterior película, la maravillosa "De latir mi corazón se ha parado"; las críticas (impresionantes; decían algo así como que era "El padrino" a la francesa); las decenas de premios (nada menos que 9 césares!!!); y un fuerte presentimiento de que me iba a encantar.

Bueno, pues confieso desde ya que no terminé de verla. Hablamos de 160 minutos de auténtico y genuino drama carcelario, pero en esta vida todo tiene un límite y esta historia sobrepasa el suyo con creces. La película empieza con mucha fuerza y el protagonista tenía pinta durante los primeros 60 minutos de llegar a apasionarme casi tanto como lo hizo el de "De latir mi corazón...". No cabe duda de que Tahar Rahim, el actor que lo interpreta, es un tipo con carisma y talento y que el papel lo borda, por ahí nada que objetar.

El problema es el guión; pesado, repetitivo, sin garra... No me explico cómo ha podido suscitar tanto aplauso y tanto entusiasmo. El personaje principal es un triste delincuente de poca monta que con el tiempo va ascendiendo en la escala mafiosa carcelaria hasta convertirse en hombre de confianza del capo. Durante todo el rato tienes la sensación de que esto tiene que llevar a alguna parte, a algo gordo, y es posible que eso gordo esté en el final; lo duro es conseguir llegar a ese final. Y yo no pude, con lo cual tengo que decir que esta crítica se refiere únicamente a los primeros 120 minutos.

Una decepción muy grande, porque ya digo que la peli anterior de Audiard me encandiló y me pareció el posible inicio de una gran historia de amor cineasta-fan. Ahora mismo estoy en la duda de si volverlo a intentar con este hombre. Por un lado soy poco propensa a las segundas partes pero por otro el vicio me puede. No sé, estoy muy confusa. De todas formas si me decido a darle otra oportunidad seréis los primeros en enteraros. Palabrita.

jueves, 26 de abril de 2012

Cosas que diría con sólo mirarla, by Rodrigo García

De esta película me gustó de entrada el título; lo encontré sugerente y delicado. Me gustó también la sinopsis: una historia de cinco mujeres en crisis. Bueno, soy mujer y las mujeres con frecuencia nos sentimos identificadas con algunos personajes femeninos; si son cinco las posibilidades aumentan. Me gustó muchísimo buena parte del reparto que interpreta a esas mujeres: Glenn Close, Holly Hunter... En principio no me convencía Cameron Diaz, pero bueno, siempre hay que darle una oportunidad a la gente. Me encantó también una frase que leí en una crítica: "Película quizás no apta para todo el mundo, gustará sobre todo a aquellos que entienden más de la pequeñez de las personas que de la grandeza de los conceptos". Vale, creo que soy una de esas personas. Y finalmente me gustó que no fuera una de esas pelis multitudinarias con 1000 críticas; nada, apenas 30. En fin, que tenía muchos factores a favor y casi ninguno en contra.

Luego me enteré de que el director, el tal Rodrigo García, es hijo de Gabriel García Márquez, y pensé: con nada que esta astilla haya heredado algo del palo que lo engendró, esto me va a encantar. Mirando más cosas sobre el nene me entero de que forma parte del equipo de realizadores de series de culto como "Los Soprano", "A dos metros bajo tierra", "Carnivàle" o "En terapia". El tío malo del todo no debe de ser.

Pues bien, tengo que decir que no defraudó mis expectativas en absoluto. Se trata de una serie de historias cruzadas, sucesivamente planteadas, en las que los personajes secundarios de unas se convierten en protagonistas de otras. Vamos, como la vida misma. En todas nuestras vidas hay personajes secundarios que al mismo tiempo son protagonistas de la suya propia, en la que nosotros somos los secundarios.

A lo largo de estas historias se representa el universo femenino al completo, aborda desde lo más íntimo y privado a los aspectos sociales: el embarazo, los hijos, el aborto, el cuidado de mayores, el amor en sus posibles variantes, la soledad, la enfermedad, la muerte... Vamos, un completo.. Es difícil no sentirse un poco identificada, si no con un personaje en concreto, sí con partes de cada uno o con el conjunto.

Las actrices en general hacen un trabajo magnífico. Incluso Cameron Díaz me ha conseguido sorprender en su papel de ciega sarcástica, promiscua y aterrorizada por la soledad. Glenn Close también está estupenda interpretando a la doctora aparentemente independiente pero desesperada por encontrar un poco de amor; a destacar la conversación inicial con la vidente, la cara de Close ante los detalles de su vida que le va revelando es un verdadero poema. Pero si tuviera que quedarme con un personaje y una actriz, sin duda sería con Holly Hunter, esa directora de banco que comparte su tabaco con una indigente. Su historia sobrecoge principalmente por la sobriedad de la interpretación a pesar de la intensa carga dramática del papel.

El final es una puerta abierta a la esperanza, un canto al disfrute de las pequeñas cosas. Mira por dónde va a resultar que sí, que soy una de esas personas que, como decía aquella crítica, entienden más de "la pequeñez de las personas que de la grandeza de los conceptos".

miércoles, 25 de abril de 2012

La voz dormida, by Benito Zambrano

Siempre me pasa igual. Digo "que no que no y que no, que no me veo ni una más de la guerra civil o de la posguerra", y luego donde dije digo digo diego y al final me las trago todas, una a una. Por qué? Pues porque soy una prima, y siempre me creo que va a ser diferente o que esta vez el Goya se lo dieron al actor o a la actriz correspondiente porque de verdad se lo merecía o vete tú a saber.

Bueno, pues como era de suponer, vuelve a ser más de lo mismo. Por eso me voy a limitar a repetir aquí una crítica que tengo sobre otra de sus congéneres, y así me ahorro el esfuerzo. Ésta es mi crítica:

"Másdelomismo, másdelomismo, másdelomismo, másdelomismo, másdelomismo y másdelomismo.

La historia másdelomismo. La ambientación másdelomismo. Los diálogos másdelomismo. Las actuaciones másdelomismo. Los buenos másdelomismo. Los malos malísimos másdelomismo. Y por supuesto el mensaje político másdelomismo.

De verdad, no es que yo crea que es malo hacer películas ambientadas en la posguerra española, vamos, en la dictadura. Es que creo que de vez en cuando debería hacerse alguna película ambientada en otra época. Para disimular y eso.

Es cansino, es insoportablemente aburrido, todas las historias son iguales, todas se llevan luego un montón de goyas, en todas hay un tufo a victimismo reconcentrado y a ajuste de cuentas que echa patrás. Y todas son muuuuy oscuras, muy lúgubres, transcurren en casas que nunca abren sus ventanas ni sus puertas, casi que el olor a cerrado y a cutrez traspasa la pantalla. Es que nunca se cansan de hacer la misma película, joder?"

Si adivinas de dónde me he autoplagiado tienes premio. 

Ah, y como era de esperar, María León no es ninguna excepción. Interpreta su personaje como interpretaría uno de los Álvarez Quintero: un acento andaluz muy exagerado y muy cutre que, si eres de la tierra, da más risa que otra cosa. Y los diálogos tampoco ayudan demasiado, así que otro Goya by the face a la posguerra. Y van chiquicientosmil.

martes, 24 de abril de 2012

Amelie, by Jean-Pierre Jeunet

Amelie es el sueño dorado de cualquier guionista de anuncios de compresas.
Amelie es la mujer que adoran todos los que no adoran a las mujeres.
Amelie es a la dulzura lo que "El código da Vinci" a la literatura.
Amelie es única, personal e intransferible, como Belén Esteban.

A qué huelen las nubes? A la menstruación de Amelie.
A qué sabe el infierno? A la estridencia cromática de Amelie.
A qué sabe la estulticia? A cualquier comentario de Amelie.
A qué huele el terror? Al buenrollito perenne de Amelie.

Largo domingo de noviazgo, by Jean-Pierre Jeunet

Es difícil para mí hacer una crítica de esta película, porque la verdad es que tengo una opinión muy dividida. A ver, esto va de una muchacha que pierde a su novio en el frente durante la I Guerra Mundial pero que no se resigna a aceptar la versión oficial y admitir su muerte y continúa buscándolo durante años.

La peli tiene dos partes que se mezclan pero que están muy claramente diferenciadas: una en la que se relata la historia que transcurre en el frente y otra, paralela, que es la búsqueda. Y de ahí mi división. La parte bélica me resulta insoportablemente confusa, cansina, gris, ruidosa y aburrida, como me parece poco más o menos todo el cine de guerra, si cabe un poco más porque aquí la confusión es mucho mayor. Los personajes son todos iguales, los uniformes y la neblina reinante tampoco contribuyen mucho a distinguirlos a unos de otros, y resulta difícil seguir la trama.

Sin embargo me gustó la parte de la búsqueda. Aquí es donde el tandem Jeunet-Tautou se manifiesta en toda su rotundidad creativa, donde las particularidades cinematográficas del director se hacen más patentes y donde podemos encontrar esa magia que ya ha dado antes sus frutos en la colaboración entre el director y la actriz. Y me gustó bastante más que Amelié, que es una peli que nunca ha terminado de convencerme, pese a su evidente originalidad formal y su afortunada apuesta por el realismo fantástico. Pero mientras en Ameliè la trama argumental me parece tontorrona y el personaje no termina de llegarme, aquí, tal vez porque existe un trasfondo dramático importante y una tristeza permanente ligada a ese otro hilo bélico, sí que me convence, y encuentro al personaje de Tautou mucho más intenso y auténtico que el de la flowerpower Ameliè en su mundo de anuncio de compresas.

Y ahí estoy en la duda de si aprobar o no esta historia que por un lado me repele y por el otro me fascina. Esto para los que piensan que soy demasiado radical en mis críticas, para que vean que a veces también sufro el terrible mal de la indecisión. Finalmente me decido por suspenderla, tanto por mi tendencia personal al cate como por la exagerada longitud de la cinta y por la excesiva duración de las partes bélicas, que encima Jeunet nos presenta en un desagradable tono amarillento que a ratos le hace a una sentirse enferma de ictericia. Nada, un cuatro, y a seguir tranquilamente criando fama de estricta gobernanta.

lunes, 23 de abril de 2012

Confesiones de una mente peligrosa, by George Clooney

Menudo pestiño. Tenemos, para que os hagáis una idea, a un capullo integral, una especie de Jorge Javier Vázquez, productor y presentador de una serie de programas basura a cuál más repulsivo, que a ratos trabaja para la CIA cargándose peña. En principio la historia podría parecer hasta interesante, si no fuera porque el protagonista, Sam Rockwell, inexplicablemente para mí ampliamente alabado y hasta premiado por su interpretación, es un tipo totalmente increíble en ese papel. Como la película responde, no sé con qué grado de fiabilidad, a la autobiografía del espía-telebasurero este, Chuck Barris, me imagino que el auténtico personaje será algo menos payaso y mamarracho de lo que nos muestra la peli. Eso espero al menos.

Porque el infumable Chuck Barris que vemos en la pantalla simplemente no puede ser un asesino a sueldo. Puede que mate a la gente pero de la risa, o de aburrimiento, pero desde luego no a tiros. El personaje tiene la misma credibilidad que si pones a Santiago Segura a hacer de galán o a Lina Morgan de femme fatal.

Y luego tenemos a Mr. Clooney, que en su debut como director se reserva el papel de Arcángel San Gabriel, que se aparece a la Virgen María-Barris en los sitios más insospechados (un váter público, un plató televisivo o una piscina) para hacer las sucesivas "anunciaciones" o encargos para el polifacético matón. De repente entras a un baño y desde debajo de uno de los cubículos aparecen los piececillos de George Clooney que viene a anunciarte el próximo trabajo. Porque los espías no pueden encontrarse en sitios normales, no, qué va. Lo suyo es hablar de cubículo a cubículo y hacer ahí los encargos y pasar la información independientemente de que en el resto de retretes estén haciendo sus cosas otros 20 señores a los que de seguro no les extrañará nada que delante de sus culos desnudos se esté mandando a alguien a cargarse a un pobre desgraciado del bando enemigo. En fin, ya digo, un papel absurdo e inverosímil donde los haya que da lugar a un montón de situaciones igual de absurdas e inverosímiles.

Y de verdad que a mí no me fastidia que en las películas haya situaciones inverosímiles; es totalmente normal y la fantasía es intrínseca al cine. Lo que me jode es que me lo vendan como hecho real, como documento biográfico. Porque yo estoy viendo esa película justamente por eso, porque no es una de Bond, James Bond, que ni me interesan ni me importa un pimiento la cantidad de licencias poéticas que sus directores se permitan meter. Estoy viendo esta historia porque creo que me están contando algo real, y de repente me encuentro a dos tipos en un váter hablando de cargarse gente. Clooney, anda y que te zurzan.

sábado, 21 de abril de 2012

Midnight in Paris, by Woody Allen

1. Porque París bajo la lluvia debería ser de obligado cumplimiento.
2. Porque mi París años 20 es exactamente el que sale en esta película.
3. Porque yo también salto del S. XXI a los felices 20 y a la Belle epoque.
4. Porque yo también viajo en el tiempo con mis personajes favoritos.
5. Porque los vestidos de Cotillard son un pecado y yo una vil pecadora.

6. Porque cualquier tiempo pasado siempre parece mejor.
7. Porque sólo Allen sabe meter en un diálogo genial el Citromax y la Novocaína.
8. Porque sólo Allen sabe estereotipar a mis ídolos como los estereotipo yo.
9. Porque no sé si me gustan más los primeros 5 minutos o los 5 últimos.
10. Por Cole Porter. Y porque siempre nos quedará París.

jueves, 19 de abril de 2012

El hombre de al lado, by Mariano Cohn y Gastón Duprat

Veamos, de un lado tenemos a un pijo redomado, de oficio diseñador, con una hija adolescente con síntomas evidentes de autismo y una señora que le pide un piquito de vez en cuando pero que de follar ni hablamos. Por el otro tenemos a un friki, de oficio nisesabe, sin hijos y sin señora pero con muchas ganas de abrir una ventana a un patio interior que justamente va a dar a la casa de diseño del pijo.

En principio el asunto da juego. Con estos dos personajes contrapuestos se plantea un conflicto vecinal de difícil resolución: uno quiere la ventana y el otro no. Esto va a dar lugar a situaciones muy divertidas, planteadas desde un humor bastante negrillo y con mucha mala leche, sobre todo hacia el lado del diseñador pijo, que está claro que no goza de las simpatías de los directores-guionistas.

Hay, por tanto, un buen plan... pero un desarrollo muy pobre. A pesar de lo divertido y lo jugoso del asunto, se deja traslucir un tufo demagógico que echa bastante patrás. Por ejemplo, por qué la vida del pijo es tan desastrosa, la mujer tan frígida y la hija tan rarita? De verdad los pijos ricos y exitosos son tan desgraciados? Yo diría que en la vida real cualquier tipo de éstos hace muchos años que hubiera prescindido sin complejos ni remordimientos de la señora estirada y se hubiera liado con algún pibón de 20 años. Dinero, buena planta, prestigio social y glamour no le faltan. Pero claro, eso no serviría a la historia que nos quieren contar, en la cual es preciso que el rico sea muy desgraciado y el pobre, que sólo quiere una ventana para que le entre el sol, mucho más feliz, resolutivo, vividor y dicharachero.

Y no cuela porque en la vida real el señor que quiere su ventana está mucho más cabreado y difícilmente va a encontrar a un pepinaco como el de la película para refocilarse mientras discute con el vecino. Y en la vida real ya sabemos que el diseñador pijo hace mucho tiempo que habría cambiado de señora y a la niña autista la habría mandado a un internado suizo o a estudiar inglés en Australia mismo.

Creo sinceramente que la propuesta y la intención son buenas pero las trampillas estas de andar por casa para que el espectador polarice a los personajes y tome un clarísimo partido perjudican seriamente a la historia.

De todas formas es una peli que recomiendo. Se pasa un buen rato y tiene un inquietante tono thrillercómico que va in crescendo hasta llegar a un final que, bueno, a ver cómo lo digo... pega un tremendo planchazo. Y hasta aquí puedo contar.

lunes, 16 de abril de 2012

El niño, by Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne

Ya tenía yo ganas de catar a los Dardenne, los famosos cosechadores de Palmas de Oro adorados por unos y odiados a muerte por otros. La 2 me dio la oportunidad, bendita televisión pública, mientras dure.

Aviso de que la historia va de una redención, una vez más. Y de que a lo largo de la película no te crees la redención ni de coña. Ves a un capullo integral hacer mil gilipolleces, a cuál más gorda: delinquir, putear a la gente que lo quiere, ser un auténtico hijodeputa, desbarrar a tope y bajar a los infiernos de su propio egoísmo... Y te dices a ti misma: "me cuenten lo que me cuenten los Dardenne estos, no me creo nada; este capullo es un cabrón y no hay más tutía. A mí no me la dan los listillos estos".

Bueno, pues te la dan. Durante toda la película odias a muerte al cabrón del niño, que más que niño es un niñato bastante subnormal. Llegas a los últimos cinco minutos deseando verlo muerto y enterrado por hijoputa, cabronazo y espantajo. Ojalá que lo pille la poli, lo encierre de por vida, en la cárcel lo viole hasta el apuntador y nunca nadie vuelva a verlo andar derecho.

Y llega el último minuto... y lo jode todo. Te dan un bofetón en toda la jeta que te quedas a cuadros, y el niñato de los cojones te deja hecha polvo. Y no te cuento más; si quieres saber por qué vas a tener que tragártela enterita.

Persiguiendo a Amy, by Kevin Smith

La verdad es que no sé qué es más penoso, si la peli en sí misma o las críticas que he leído de tíos entusiasmados con ella porque ellos también tienen su Amy particular.

Yo creo que esta película está diseñada por y exclusivamente para tíos porque recrea una fantasía sexual masculina bastante generalizada (la lesbiana buenorra que deja el lesbianismo para convertirse a la heterosexualidad gracias a una polla redentora, a ser posible, la del fantaseador), que a la mayoría de las tías nos parece una chorrada como la copa un pino, además de francamente cutre. Pero en fin... oye, cada cual fantasea con lo que puede y dios le da a entender. La historia podría dividirse en dos partes:

1. Chico conoce a chica lesbiana y se enamora de ella. Esta parte es patética a más no poder, horrorosa. La tía, que ve desde el primer momento sin lugar a dudas que el colega babea por ella no tiene otra cosa que hacer, a pesar de tener clarísimo que ella es lesbiana y no le gustan los tíos, que iniciar una relación de coqueteo obvio con el pollo, a sabiendas de que el tío se va colgando por segundos. Luego, al cabo de dos meses de ponerlo más caliente que el pico una plancha a base de meneítos y carantoñas, cuando él le confiesa sus sentimientos reacciona como una loca, toda escandalizada, vamos, como si no se hubiera visto venir a la legua y la cosa hubiera pasado por ciencia infusa. Conste que no revelo nada porque lo del enamoramiento está en la sinopsis.

2. Inicio y desarrollo de la relación de pareja. Bueno, pues ya ella se convierte a la heterosexualidad gracias a que por fin encuentra lo que andaba  buscando, es decir, la polla de Ben Affleck (la muchacha con cualquier cosilla no se conforma, que tonta del todo no es), y ahora es él el que empieza a tener unos problemas del copón debido al pasado de ella. Esta parte, dentro de la memez generalizada del filme, es si cabe la más convincente en el sentido de que quien más quien menos ha conocido alguna vez a uno de esos tíos obsesionados por el pasado, las relaciones anteriores y demás, hasta el punto de convertirse en un verdadero pelmazo y cargarse la relación. Digamos que en esta segunda mitad la cosa sube un poco de nivel. Lo justito, vamos.

De todas formas algunos diálogos, sobre todo de la primera parte, son penosos de verdad, de vergüenza ajena. Cuando los dos protagonistas se conocen la conversación entre la chica y el amigo de él es algo así como: "una vez le estaba comiendo el coño a Loli Pérez y en un espasmo me reventó la mandíbula, jajajajaja" "Pos yo te gano; un día se lo estaba comiendo a Nati López y me partí la lengua con blablabla...jojojojo". Juro que no estoy exagerando, ésta es la charla inicial, los dos compitiendo por ver a quién le habían pasado más percances comiendo coños. En fin, todo como muy normal. Tampoco revelo nada esencial porque ocurre más o menos al principio de la peli.

Y bueno, qué decir de Ben Affleck? Pues que sí, que es muy guapo y muy estiloso, pero que es más plano que una tabla de planchar y que tiene la misma capacidad expresiva que un estropajo de Scotch brite. A mí personalmente no me importaría redimirme del lesbianismo con él, pero por un día o dos como mucho. Al tercero ya me estaría cansando de su faz inmutable y buscándome otro camino de redención con algo más de movilidad facial o bien volviendo de cabeza al cunnilingus.

domingo, 15 de abril de 2012

Quemar después de leer, by Joel y Ethan Coen

Uffff, otra vez los Coen. Soy incorregible, lo sé, pero es que es ver la palabra Coen y volverme loca a pesar de que una y otra vez termino dándome cabezazos contra el mando. Aunque si soy del todo sincera, esta vez no me atraparon sólo ellos; había otros nombres junto al suyo que, todos unidos en perfecta armonía, constituyen un cebo tan irresistible como magnético. Hablo de Malkovich, de Clooney, de Pitt, y por supuesto, de McDormand. Simplemente a eso no se puede decir que no, o yo por lo menos no puedo.

Debo reconocer que no es de lo peor que he visto de ellos, que ya es algo. Las interpretaciones, sin embargo, son muy irregulares. Pitt hace de capullo cachas masticachicle, que no parece un papel muy complicado, y no da para más. Frances, en cambio, está pletórica de espía amateur; de hecho es el personaje más logrado y atractivo, y toda la trama en torno a sus operaciones estéticas es lo mejor de la película con diferencia. Malkovich y Clooney cumplen y hacen lo que pueden, aunque me temo que no pasarán a la posteridad por estos papeles.

La historia es bastante rollo, vamos, un coñazo hablando mal y pronto. Parodiar el cine de espías es que es complicado porque ya de por sí es un tipo de cine propenso a la autoparodia. De todas formas creo que los Coen se defienden mucho mejor en la comedia que en el dramón o el thriller. Tienen un sentido del humor un tanto sui generis pero tengo que confesar que a ratos me reí bastante. El estilillo ése tan peculiar me ha recordado un poco a "Ladykillers".

Bueno, sí que hay una escena impagable en esta película: Clooney enseñándole a McDormand el invento secreto en el que lleva años trabajando en el sótano de su casa. Momentazo. Jajajaja, menudo invento, a ver si alguien de verdad se pone a ello. Si hay por aquí algún ingeniero o algún ingenioso, fijo que se forraría. Garantizado.

sábado, 14 de abril de 2012

Piedras, by Ramón Salazar

"Piedras" es la película fetiche por definición. En torno al pie y al zapato femenino transcurren una serie de historias cruzadas (vaya por dios con la moda de las historias cruzadas) de interés muy desigual y con conexiones un tanto forzadas.

La parte fetichista de la película me ha encantado. Hay una escena inolvidable en la que un personaje le enseña a su podólogo su vestidor lleno de zapatos, la maravilla de las maravillas. Cualquier mujer mataría por tener una colección de zapatos como ésa. Problema? Que la que lo enseña es Ángela Molina, actriz sobrevaloradísima donde las haya. En esta peli se tira todo el tiempo pegando unos gritos insoportables con esa voz chillona que dios le ha dado, una pesadilla. Molina es pura mueca, con sus ojos desorbitados y su gestualidad compulsiva. Un horror de mujer.

Por contra tenemos a Susurritos Nimri, la actriz que todo lo dice sin que nada se le oiga. El monólogo final de la película, tan alabado por algunos, aparte de lamentablemente cursi, vacuo y pretencioso, es un auténtico somnífero, es una nana en labios de la mujer-sopor. Y pensar que hay quien considera erótica y sensual esa voz que parece salida del fondo de una vasija visigoda!

Y para rematar la faena tenemos a María Antonia San Juan, la actriz con cara de travelo que borda la comedia y da más risa todavía cuando aborda la tragedia. Por qué será que cuando esta mujer llora no se lo cree ni ella? Por qué resulta tan falsa su dicción y tan poco naturales sus aspavientos dramáticos? Por qué es imposible de creer que un varonil y multimillonario señor con acento argentino pueda enamorarse jamás en la vida de su extraño personaje de puta-madre o madre-puta, según se prefiera?

En definitiva, una buena idea y una historia que pudo haber sido y no fue para un reparto supuestamente estelar pero que chirría por los cuatro puntos cardinales. Y mientras las actrices protagonistas están para matarlas, las secundarias convencen y consiguen levantar el nivel de la película hasta lo aceptable. Lola Dueñas, Mónica Cervera o Vicky Peña hacen unos trabajos más que correctos. Desde luego mucho más presentables y consistentes que sus compañeras.

De todas formas me gusta el estilillo de Salazar. Y me encantan sus zapatos y la forma de retratar a través de ellos el universo femenino. Un tipo con ideas buenas siempre promete. Algo me dice que en el futuro tal vez podamos ser buenos amigos.

El escándalo de Larry Flynt, by Milos Forman

El tema de los biopicos es que depende muchísimo su interés del interés que despierte en el espectador el personaje cuya vida se cuenta. A mí en este caso es que me importa la vida del tipo este casi tanto como me interesa el nivel de azúcar en sangre de Belén Esteban. Me parece un personaje excéntrico, histriónico, bastante gilipollas y completamente vacuo; y no por dedicarse al negocio del sexo, ni mucho menos, que estoy segura de que debe de ser un negocio la mar de interesante, sino porque el tipo es un perfecto imbécil con suerte, simplemente.

Más me jode todavía que se pretenda usar a este personajillo como coartada para hablar de la libertad de prensa y de los derechos civiles. El problema está en que no se sabe quién es más imbécil, si el tío en cuestión o la panda de hipócritas descerebrados que van a por él y le juzgan. Es una película en la que es difícil ponerse de parte de nadie porque se van superando unos a otros en un contínuo crescendo de memez, ridiculez y esperpento.

El atractivo de la película reside básicamente en el montón de tías buenas que salen casi en pelotas, que harán las delicias de los señores, que ya sabemos que son visualmente harto susceptibles, y de las damas aficionadas al bollerismo. También si tienes un punto marujil, que yo lo tengo y bastante acentuado, te gustará por el tema moda, peinados y demás. Hay que reconocer que la peluquería, el vestuario y las caracterizaciones están muy conseguidas, las cosas como son. Y si eres fan de la moda setentera ese aspecto de la peli te encantará. De hecho, es que a mí me hizo olvidarme por completo de la trama, tan embebida estaba en mi fascinación por los trapos. Lo que yo disfruto cuando una peli me saca mi vena más maruja a tope no lo sabe nadie.

En cuanto al protagonista, a mí personalmente Woody Harrelson es un actor que no me dice nada. Vamos, me dice todavía menos que el personaje de Harry Flynt, que ya es decir poco. No entiendo ni una sola de las alabanzas por su interpretación, me parece que he leído que incluso lo nominaron al Oscar... En fin, un motivo más que me apunto para seguir depreciando el mítico premio. Cada vez estoy más convencida de que una nominación al Oscar es un verdadero insulto para un actor; y ya si se lo conceden, es directamente un ominoso lapo en plena faz. Lo peor.

viernes, 13 de abril de 2012

El árbol de la vida, by Terrence Malick

Cuando sabes a lo que vas, eso es lo que ya llevas adelantado. Cuando una lee algo tal que  "no es una película adecuada para el gran público, hace falta poseer una gran sensibilidad para captar su belleza poética", ya de entrada se autoincluye sin problemas en el gran público sin sensibilidad para captar bellezas poéticas, y luego ya no se sufre.  Y si no captas la tal belleza ya sabes que es normal porque careces del don de la sensibilidad, así que puedes dormir tranquilamente. No problem.

Y ya con esa tranquilidad puedes hacer una crítica constructiva para ese gran público al que perteneces, que como su propio nombre indica es grande y multitudinario. Ahí va, pues, mi opinión:

Ésta es la historia de un niño con tremendas orejas (típico niño años 50) con un padre maltratador, que sin embargo tiene la cara angelical de Brad Pitt, no sé por qué, habiendo tantísimos actores con cara de malos ya de fábrica. En fin, supongo que será otra licencia poética del director. Vale, pues el niño este habla mucho; de hecho es el único que habla en la película, mientras los demás miran un montón y los pajaritos vuelan en el cielo. Se ve mucho el cielo en esta película, y sí, no dudo de que debe de ser muy poético todo porque en la poesía de toda la vida de dios se ha hablado mucho del cielo, de los pájaros y de todo eso que se toca poco.  Lo intangible, que se llama.

La película le puede gustar un montón a la gente aficionada al teatro alternativo o a la contemplación de naturalezas muertas. También a los perroflautas y a los forofos del cannabis en general. Es más, yo creo que esta historia, aderezada con algo de hierba tiene que ganar muchísimo. Sin aderezos, para el gran público al que pertenezco ya sin ambages, es muy dura de pelar.

Lo bueno que tiene es que si la ves y compartes estas apreciaciones es que perteneces al gran público; ya sabes que perteneces a un colectivo concreto; no estás solo, somos muchos, y si eso no te sirve de consuelo siempre te quedará París.

Y luego tiene otra cosa; es un anticonceptivo ideal. Si por alguna razón te estás planteando tener hijos o alguien te presiona para tenerlos... en fin, si te ves en alguna circunstancia límite que te impulse a la procreación, se quitan bastante las ganas viendo a la familia esta. Puede que no entiendas exactamente lo que les pasa pero se intuye que muy buen rollito no hay. Y de ahí al doble condón va un paso.

jueves, 12 de abril de 2012

Nunca me abandones (Never let me go), by Mark Romanek

La verdad es que había leído unas críticas tan inquietantes sobre esta película que ya estaba sobrecogida antes de empezar a verla, con el corazón hecho un gurruño, preparada para lo peor. Tengo una edad que ya no puede una ponerse a ver cualquier cosa así a pelo, sin antes haber tomado todas las precauciones pertinentes, por si las moscas, que el infarto, el ictus o el patatús pueden estar a la vuelta de la esquina a poco que te descuides.

Y vaya si lo hice bien, porque yendo bien preparada conseguí librarme milagrosamente de la posible urticaria que me hubiera sobrevenido con toda probabilidad de haber visto esto a pelo, sin preparativos.

Voy a intentar contarlo sin contarlo del todo. Es difícil, eh? Veamos. Hay unos niños que en realidad no son como todos los niños, sino que son niños especiales. Estos niños tienen un futuro ya marcado pero ellos, que son muy valientes, intentarán huir de él. No sé, la verdad, en qué se diferencian estos niños del niño español actual, por ejemplo; un niño que tiene el futuro supermarcadísimo, vamos, la emigración es su único porvenir posible. Y naturalmente intentará huir de él quedándose aquí trabajando de camarero o algo así. Vale, sí, es verdad que mi sensibilidad como espectadora está en sus momentos más bajos, todo hay que decirlo.

Lo mejor? El peinado ya de mayor de Carey "Caradeniña" Mulligan. Joder, de hecho es el mismo peinado que yo me he hecho recientemente! Estas casualidades me impresionan un montón siempre. Es lo que más me ha gustado de la película, creo que con eso lo digo todo.

martes, 10 de abril de 2012

Crónicas, by Sebastián Cordero

Vaya, estoy de suerte, otra sorpresa agradable! Coproducción ecuatoriano-mexicana de un director del que sólo conocía anteriormente otro trabajo que me pareció bastante flojo. En fin, que el resultado era un poco incierto, y sin embargo, me ha parecido una historia interesantísima y muy bien rodada.

Un sugerente y original acercamiento a las difíciles relaciones entre la prensa y el crimen. Hablamos, por supuesto, de esa prensa sensacionalista que con bastante frecuencia confunde conceptos como investigación, derecho a la información y responsabilidad social. En este caso se plantea el dilema periodístico de revelar u ocultar a la policía unas investigaciones que pueden llevar a la resolución de una serie de crímenes. Por supuesto no puedo contar nada más, si queréis enteraros de la decisión tendréis que verla.

Otro atractivo adicional es la presencia de la bella Watling, lo digo para sus múltiples fans. Aviso desde ya que, increíblemente, no se le ven las tetas. Oooooooohhhhh! Pero bueno, aun sin tetas sale muy buenorra y además se curra bastante su papel.

Como suele suceder con gran parte del cine latinoamericano, los diálogos a veces son dificiles de seguir por el acento y la proliferación de modismos locales, pero más o menos, por el contexto, se entiende la trama. Y la verdad es que merece la pena. Sin ser una obra de arte, hace una interesante reflexión sobre el tema. Si podéis, no os la perdáis.

lunes, 9 de abril de 2012

El aviador, by Martin Scorsese

Por fin un Scorsese que me enamora! Por fin una película en la que se olvida de sus caprichitos narrativos de adolescente y se pone a contarnos una historia de verdad, y a desentrañar un personaje hasta la médula. Y qué pedazo de personaje fue Howard Hughes! Y qué pedazo de actor es Leonardo DiCaprio! Como diría Leire Pajín, una verdadera conjunción astral: un gran director, un personaje fascinante y un intérprete genial... y voilà! Tenemos "El aviador".

La verdad es que no sabía nada de la vida de Hugues antes de ver la película, y de hecho me puse a verla casi convencida de que iba a ser un rollo como la copa un pino. Entre que a mí el tema de la aviación no es que me apasione precisamente y que Scorsese es uno de esos directores tan "personales" que consigue cargarme bastante, lo cierto es que mis expectativas eran muy escasitas. Tal vez por eso la sorpresa ha sido más agradable, si cabe. Porque en realidad la aviación es sólo una faceta más de la vida del polifacético Hugues, un hombre de una complejidad psicológica tremenda, con un trastorno obsesivo compulsivo que determinó su vida junto con su genialidad artística, su pasión por la aeronáutica y por las mujeres y su hiperactividad.

Ni que decir tiene que DiCaprio hace honor a tan fascinante personaje con una interpretación majestuosa e inolvidable. Qué bien marca las distintas facetas del gran hombre, su lado oscuro e incluso siniestro frente a la parte glamourosa, frívola y creativa. Baste decir que en cuanto terminó la película me quedé tan pillada que salí to escopetá para las Internetes dispuesta a empaparme bien de la verdadera historia de Hugues, y pude comprobar que, efectivamente, la historia es bastante fiel a lo que fue su vida, y que la caracterización de DiCaprio roza la perfección. Lástima que no se llevara el Oscar.

Si algo no me terminó de convencer demasiado fue el personaje de Katherine Hepburn, novia primero y gran amiga después del genial director. La interpreta Cate Blanchett, que es una actriz que me suele gustar bastante pero aquí chirría un poco. En su afán de dotar a Hepburn de esa vena atlética y vibrante que tenía, creo que se pasa bastante. Soy incapaz de ver a la gran Kate en ella... No, no la reconozco, a pesar de los muchos premios que obtuvo, incluído el Oscar. Como tampoco reconozco a Kate Beckinsale ni de coña en el personaje de Ava Gardner.  Qué va, demasiada tía para una intérprete tan poco carismática. No tiene ni los ojos de Ava ni su andar felino ni su sensualidad, vamos, nada. En fin, que las dos actrices principales, para mi gusto, fallan. Sin embargo no le quito ni un punto, ya que el conjunto me parece de una redondez sublime e impecable. Sobresaliente.

domingo, 8 de abril de 2012

Up in the air, by Jason Reitman

Para empezar una no entiende muy bien por qué razón alguien se tiene que tirar tantas horas de avión para hacer algo que cualquier garrulo sabe hacer perfectamente, que es despedir a sus empleados.

En España en los 4 últimos años hay cientos de paletos que sin el menor sonrojo han despedido en un pispás a miles de personas que eran puro lastre para sus negocios. Y que yo sepa, esto no supone mayor problema. La gente normalmente no monta pollos ni escandaleras, se lo toma muy civilizadamente; con un tiempo de antelación se les va preparando psicológicamente, con los famosos anuncios de EREs, y ya es sólo cuestión de esperar a que te llamen de personal para decirte que te ha tocado. Y se supone que éste es un país difícil para el despido. Sin embargo estos tíos montan toda esta parafernalia para eso? Pues se supone que los que tenemos un problema con lo de la flexibilidad laboral somos nosotros, no ellos. Igual con la nueva ley también aquí tienen que mandarnos a George Clooney para hacer el trabajo sucio. Sería un interesante avance.

No, en serio, esta historia es alucinante total. Mandan a un tío a despedir gente y el tío le dice a esas personas cosas como "qué quisiste siempre hacer y nunca te pudiste permitir por falta de tiempo?'", o "en qué momento de tu vida vendiste tu alma a esta empresa?", o "crees que tus hijos se sienten orgullosos de ti cuando has renunciado a tus sueños?"... Joder, y la gente lo flipa, se queda tan agustísimo y se toman lo del despido casi como un regalo. Ah, pos es verdad, oyes, que no había caído yo en la de ventajas que tiene esto de que te despidan y tal.

O de verdad los americanos son tan gilipollas como pretenden hacernos creer a través de su cine o esto es un puto complot para que nos lo creamos.  "Dejemos que crean que somos imbéciles y que no nos enteramos de nada, y cuando más despistados estén, nos los comemos con patatas".

Y como me pasa bastante últimamente, me pregunto: necesita Clooney hacer este tipo de bazofia por alguna extraña razón? Oye, que lo entiendo si le sirve para financiar cosas más atractivas y estimulantes. Si es por eso lo acepto y hasta lo aplaudo. Pero sólo por eso. Aunque él y yo y todos sepamos que esto es pura mierda.

Bueno, y ya el final es pa mear y no echar gota. Im-presentable.

sábado, 7 de abril de 2012

El rito, by Mikael Håfström

Por lo que se ve las pelis de demonios, posesiones y exorcismos no terminan de pillar ese virtuoso término medio que tan saludable sería entre la exageración convulsa de "El exorcista" y la insulsez extrema de, por ejemplo "Requiem, el exorcismo de Micaela". En "El rito" la cosa empieza más o menos bien, con cierta contención, como intentando distinguirse un poco de la masa, pero a mitad de camino ya se le va la pinza, se nos tuerce y empiezan los saltos, las contorsiones, las voces de ultratumba y toda la parafernalia que ya conocemos tan bien los aficionados al género.

Eso sí, la vida evoluciona y los exorcismos también. Por ejemplo, aquí en mitad del ritual, el cura recibe una llamada por el móvil y se aparta discretamente para atenderla. Queda como muy profesional, como si está uno en una reunión y le llaman y se disculpa para salir un momento. Esto en un exorcismo puede llamarnos un poco la atención, no? Bueno, pues aquí se ve de lo más natural. Y mientras el sacerdote titular está atendiendo su llamada, el otro cura joven que le acompaña, vamos, para entendernos, el exorcista becario, continúa con los rezos y las imprecaciones al demonio. Como en cualquier otra empresa o actividad laboral. Es, podríamos decir, la normalización del exorcismo como modo de ganarse honradamente la vida.

Por lo demás, un poco más de lo de siempre. Un demonio un tanto chusco que se dedica a provocar a los curas con las mismas gilipolleces de toda la vida, que si tu padre, que si tu madre, que si tú lo que quieres es follarte a periquita... en fin, el típico demonio de patio de colegio. Me pregunto cómo es posible que a estas alturas los demonios no tengan un poco más elaborado el tema de la provocación, con un listado más serio y más adulto, como más evolucionado. Y ya con lo que flipo es con que los exorcistas sigan, después de haber visto taaaaantas pelis, dejándose cabrear tan fácilmente con argumentos tan pueriles y tabernarios. Hombre, por dios, un poco de preparación! Hay que mentalizarse para tratar con un demonio, no se puede ir como al bar de la esquina, dispuesto a encabronarse por cualquier capullez.

En fin, la verdad es que no sé cómo Anthony Hopkins, que es un señor que podría vivir tan ricamente de sus ahorros tras una fructífera y feliz carrera, se presta a este tipo de proyectos llamémosles "frikis". Qué necesidad tendrá este hombre de dejar para la posteridad recuerdos tan lamentables como éste? Es algo que se me escapa, la verdad. Lo hará por vicio?

viernes, 6 de abril de 2012

El exorcista, by William Friedkin

Si algo no puede discutir nadie es que "El exorcista" creó escuela. Es un filme tan emblemático que ha dado lugar a expresiones como "tienes los ojos más perdidos que la niña del exorcista" y algo así como cienmil más por el estilo. No falta casa del terror en una feria sin su correspondiente niña del exorcista. Uno de los disfraces típicos de Halloween es, cómo no, de niña del exorcista. En Internet hay cientos de páginas donde te explican cómo maquillarte de niña del exorcista para ir a una fiesta. Hay hasta un look "niña del exorcista" al que todos recurrimos cuando alguien en una discusión se pone a desbarrar y empieza a hablar en arameo. "Mira, se ha puesto como la niña del exorcista". En definitiva, que indiscutiblemente el personaje tiene un puntito carismático potente.

Y una vez reconocido esto sin el menor empacho, tengo que decir que pocas películas en el mundo han envejecido tan malamente como ésta. Probablemente sea porque ha sido tan imitada, tan parodiada, tan llevada al límite, y el personaje de la niña ha pasado a formar parte tanto del imaginario chistoso colectivo que hoy en día ver "El exorcista" y mearse de risa es todo uno.

Es imposible tomarla en serio, pero ni a "El exorcista" ni a ninguna de sus cientos de copias más o menos descaradas. Es incluso alucinante pensar que en su día esta historia levantara en los cines auténticas oleadas de pánico, que hubiera desmayos, ataques de epilepsia, histerias colectivas, etc. El personaje forma ya tanto parte de nuestras vidas que imaginar que alguien pueda sufrir la menor impresión viendo a Regan con la cabeza dándole vueltas o pegando saltos en la cama o bajando las escaleras haciendo el pino es casi inconcebible. Olvidé al principio otro dicho que es verdaderamente demoledor: "das menos miedo que la niña del exorcista".


Para mí lo único que al cabo de los años permanece intacto en la película es el inquietante personaje del padre Karras, ese sacerdote serio e inasequible al desaliento, sordo a los insultos y las provocaciones de la famosa niña poseída. A estas alturas sólo Max von Sydow se libra de la quema. Todo lo demás... pues eso, ha quedado en un chiste.

Battle Royale, by Kinji Fukasaku

Me puse a ver esta película en compañía de mi hijo de 13 años. Fue una casualidad; estábamos en pleno zapeo compulsivo-filial cuando nos la encontramos recién empezada, y algo le debió gustar de la primera escena, probablemente la conjunción de adolescentes japoneses más o menos de su quinta. El caso es que me dijo: "para, mamá, vamos a verla".

Mucha gracia no me hacía, la verdad, pero también es cierto que oportunidades como ésta de ver una peli en plan madre-hijo adolescente y aprovechar para dejar caer algún que otro sapo didáctico-cinematográfico no se pillan todos los días.

-Bueeeeeno, pero si es un rollo la quitamos.

-Vaaaaaaaaaaaaaale.

A mí de entrada no me interesaba mucho, la verdad, pero cuando empecé a ver de qué iba el tema me planteé seriamente si ésta era una peli apropiada para un niño.

En todo caso pensé que mejor que prohibírsela tajantemente para motivarlo a salir corriendo y bajársela de Internet era verla con él y disuadirle sutilmente, a la par que lo educaba para la vida y para el cine.

- Cuánta violencia gratuita! Pos menudo plan! Ya sabemos que se tienen que matar entre ellos y que al final sólo puede quedar uno. Vaya rollo, dame el mando y vemos otra cosa.

- Que no, que mola.

- Pero si es que no hay intriga; esto es violencia por violencia.

- Jo, mamá, pero mola.

Yo en un contínuo sinvivir, a ver si el niño se duerme, coño, que siempre se queda frito en el sofá viendo la tele.

Pos nada, el niño con los ojos como platos sin perderse un detalle. Yo haciendo como que no estaba interesada y leyendo a trompicones "Libertad", de Jonathan Franzen, libro que, por cierto, aprovecho para recomendaros encarecidamente.

- Vaya plasta de peli; no me digas que te gusta esta porquería. Pero si es todo tomate, hombre. Es que no hay por dónde pillarla. Y los nenes parecen todos medio subnormales.

- Pos es una pasada, ya sólo quedan cinco. Tú calla y sigue con tu libro.

Hossstia el niño! Bueno, no me voy a extender demasiado sobre mis monólogos interiores durante la sesión. Sólo decir que me planteé algo así como mil veces la conveniencia de callar y leer, callar y comer, callar y coger el mando y apagar la tele, callar y dejarlo tranquilamente que se autoeduque, hablar y mandarlo a la cama como cuando tenía 8 años o hacer qué.

Y qué hice? Pues entre tanto dilema me quedé dormida y cuando terminó la peli me despertó el niño, me dijo que había estao de puta madre y que se iba a la cama y que me acostara yo también. Y colorín colorado, esta crítica se ha acabado.

jueves, 5 de abril de 2012

Fallen, by Gregory Hoblit

Hay que ver lo curioso que es el demonio Azazel. Igual se tira un montón de años ocupando el cuerpo de una misma persona que se cansa y no dura ni medio segundo en un cuerpo y tiene la imperiosa necesidad de travestirse constantemente: ahora soy un señor gordo, ahora una chica rubia, ahora un niño negro, ahora un gato, después un profe de matemáticas, luego una paloma... Esto es lo más interesante que yo he aprendido viendo esta película.

Vamos a ver, la peli está bien. Tiene una tensión importante y logra mantener el suspense hasta el final; es un thriller bien trabado y con un ritmo intenso. La idea de relacionar al demonio con una canción también es buena; de hecho creo que para mí ya será siempre imposible volver a oir "Time is on my side" sin pensar en Azazel, el demonio juguetón y nerviosillo que, como la falsa monea, de mano en mano va y ninguno se lo quea.

Por otra parte, a Denzel Washington le pega el papel. Bueno, a Denzel Washingonton, para ser exacta, le pegan todos los papeles del mundo, porque además de estar tremendo de güeno y de llenar la pantalla como un sol, es que el tío se mete en cualquier papel que le pongas por delante y aquí hasta consigue hacernos creer que un demonio le ronda, pero que controla más o menos la situación. Vamos, que tiene un plan para acabar con el diablillo y que el plan va a funcionar. Un hombre solo y perdido frente a las fuerzas ocultas del mal. No sé pero yo creo que con Denzel Washington me sentiría segura en cualquier situación, incluso en éstas raras de seres ultraterrenos y malignos que sólo quieren putear. Es un don que tiene este hombre.

El problema es que la peli a ratos da un poco de risa. Es decir, procuras no reirte porque la trama tiene su aquél, porque el chico te gusta mucho y porque sabes que mantener la tensión depende en gran medida de que aguantes la risa, pero... hay veces que no puedes. Tal vez sea que yo en el más allá la verdad es que creo poco, pero vamos, que si creyera posiblemente me lo imaginaría algo menos caprichoso y frívolo que todo esto. No sé, un más allá serio, con demonios profesionales y solventes, menos dados al juego y la jarana. En definitiva, un más allá que inspire un poco de miedo, y no este cachondeo y esta guasa.

martes, 3 de abril de 2012

Despertares, by Penny Marshall

Cuando alguna gente habla de sensiblería y lágrima fácil en "Despertares" me pregunto cómo harían ellos una película sobre un grupo de personas catatónicas que de repente despiertan a la vida gracias a un tratamiento experimental. Me pregunto si serían capaces de hacerlo con asepsia total, o cómo afrontarían la intensa carga emocional de una historia como ésta.

En fin, para mí es evidente que el propio hilo argumental conlleva inexorablemente ese exacerbamiento de las emociones. Y conste que creo que hay una gran contención interpretativa; por ejemplo, Robin Wiliams está irreconocible por lo sobrio y modosito. De Niro está imponente, aunque por supuesto a él no se le puede pedir contención para su personaje, dado que padece contínuos tics, convulsiones y espasmos musculares de todo tipo. Con todo, creo que hace una interpretación memorable, dotando al personaje de un punto entre tierno y rebelde como sólo él podría darle.

Por si este duelo actoral tremendo fuera poco, destacar también una breve aparición de otro mito del cine, Max von Sydow, en un papel corto pero con sustancia. Será él quien explique al doctor Sayer (Williams) cómo se produjo la epidemia que dio lugar al estado catatónico de sus pacientes. Esa escena inevitablemente pone los pelos de punta y conmueve intensamente; es atroz pensar que una persona, en tan poco espacio de tiempo pueda verse, por un azar, en una situación como ésa.

Y bueno, luego está la parte lúdico-festiva obligada en este tipo de pelis: el paseo con los resucitados, las escenas de baile... en fin, sí, ahí coincido con algunos en que podría sobrar buena parte de paja. En cambio el final me parece demoledor. No diré cuál es el desenlace del experimento pero sí anuncio que es imposible no llorar. Que es de lágrima fácil? Pues sí. Y qué? Con lo que a mí me cuesta echar una leve gotilla, anda que no se agradece!

lunes, 2 de abril de 2012

Millennium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres, by Niels Arden Oplev

Cuento con una ventaja al hacer esta crítica: no he leído ninguno de los libros de la trilogía.

Hubo un tiempo en que no había persona que te cruzaras por la calle que no llevara en la mano uno de los tremendos tochos de la saga Millennium o de la Crepúsculo, dependiendo de la edad del portador. Y eso, quieras o no, le quita las ganas a cualquiera, por muy curiosa que una sea. Si a eso le añades que no soy mujer de proyectos mastodónticos a largo plazo (y leer estos 3 burracos es un proyecto bien gordo y bien a largo plazo), desistí rápido. A mí no me importa leer libros gordísimos pero no me comas la cabeza con secuelas, precuelas y pollas en vinagre. Vamos, que decidí verlos en cine y, si acaso, de aquí a unos años, cuando ya no se vea por ahí a nadie con los citados tochos bajo el brazo, igual me animo... si no tengo nada mejor a mano que leer, cosa por cierto harto difícil.

Con este amplio circunloquio quiero decir que llego completamente virgen a esta historia que a tantos dimes y diretes ha dado lugar. Y por tanto no me dedicaré tampoco a petardear esta crítica haciendo extrañas e improcedentes comparaciones entre literatura y cine. Y para alivio definitivo de los que me lean, diré que tampoco puedo comparar con el remake americano porque...tampoco lo he visto. Llego completamente virgen y pura, pues, a las aventuras y desventuras de la mítica y controvertida Lisbeth Salander.

Y una vez aclarado esto, tengo que decir que... esta historia es completamente gilipollesca. La tesis que plantea es la siguiente: si te pones a investigar una muerte ocurrida hace un montón de años sólo tienes que mirar alguna foto de la víctima y fijarte bien en la dirección de su mirada. Es evidente que estará mirando a su asesino, así que ya sólo tienes que averiguar quién estaba enfrente y... Tachán! Caso resuelto. Problema de esta interesante teoría: que normalmente quien está enfrente suele ser el fotógrafo, y si la seguimos a rajatabla el mundo estaría lleno de fotógrafos asesinos. En fin, no sé yo si el gremio de la cámara al hombro estará muy de acuerdo.

Por lo demás, una serie de casualidades imposibles junto con cientos de pistas evidentes que curiosamente la policía 40 años antes no encontró, unidas a la inteligencia sobrenatural de la protagonista consiguen resolver el caso. No cabe duda de que el gran hallazgo de Larsson y de la película es el personaje magnético, superpotente y fascinante de Lisbeth, interpretada magníficamente por Noomi Rapace, una actriz que dota perfectamente al personaje del carisma que precisa. Fuera de eso el interés de la trama es casi nulo.

Por cierto, que el final es un poco chusco. Si tan fácil era para una chica tan lista hacer lo que hace... por qué no lo hizo al principio de la peli? Ella se hubiera ahorrado un montón de follones, Larsson un montón de agujetas en los dedos y de gasto en folios, y nosotros dos horas y media de rollo absurdo.